Este es un libro acerca de la vida en la Rusia urbana en el apogeo del estalinismo. Trata de viviendas comunitarias atestadas, de esposas abandonadas y esposos que no pagaban los alimentos de sus hijos, de falta de comida y ropa, de colas interminables que consumían la jornada de las amas de casa. De lo que significaba ser un privilegiado en la sociedad estalinista, o uno de los tantos millones de marginados o parias. Trata de la vigilancia policial y las epidemias de terror. Atendiendo a las vicisitudes de una vida cotidiana atravesada por la excepcionalidad y los sobresaltos, pero también a los “relatos” que circulaban entre los ciudadanos para darle sentido a la dificultad extrema, Sheila Fitzpatrick ha escrito un libro fascinante sobre las estrategias de las personas comunes, entre la desesperación y el cálculo, entre la victimización, la pasividad y las convicciones genuinas.
En todo momento histórico hay una tensión entre lo viejo que no se resigna a desaparecer y lo nuevo que no se decide a triunfar. Todo presente histórico es un interregno propicio para fenómenos monstruosos que sólo los que vengan después sabrán si fueron apariciones fantasmales que se disolvieron sin dejar huella, heraldos del futuro, partos prematuros o muertos revividos.
Nuestro monstruo hoy es la sensación, tan extendida, de que vivimos en un posible fin de los tiempos. La inquietante presencia de esta esperanza herida nos permite pensar que el hombre actual ha podido cansarse de sí mismo y de su dominio insolente de la Tierra.
El filósofo y maestro Gregorio Luri se sirve de nuestras angustiosas preguntas por los límites del mundo humano como pruebas reactivas para diagnosticar el signo del tiempo en que vivimos.
Porque, aunque la pregunta por los límites humanos es tan antigua como la religión, había permanecido latente hasta hace pocas décadas. Pero en nuestros días ha alcanzado una latencia tan extraordinaria que inunda los medios de comunicación, anulando toda posibilidad de autocomplacencia.
Que el hombre esté desorientado no es noticia; que tenga miedo al futuro, tampoco. Pero que tenga miedo de sí mismo porque se ve como el bárbaro que acecha en los limes de su alma, sí es novedoso. Y es una noticia altamente preocupante, sobre todo porque ese miedo ha llegado a las escuelas…
Entre julio de 2020 y abril de 2022, Ricardo Lagos, Jorge G. Castañeda y Héctor Aguilar Camín sostuvieron una serie de encuentros virtuales para conversar sobre la situación de América Latina ante las diversas crisis globales del siglo XXI. La preocupación central y originaria de este diálogo es la condición de aislamiento de la región, debida a la división ideológica de los países, a la falta de foros de encuentro para los gobiernos de la región y, sobre todo, a la falta de una voz propia en el mundo.
A lo largo de esta conversación a tres bandas -entre Santiago de Chile, Nueva York y Ciudad de México-, los interlocutores revisan cuestiones como la nueva guerra fría entre China y Estados Unidos y los retos que plantea para América Latina, los desafíos de la democracia ante el populismo y la convulsión del cambio digital, las causas y los efectos de la nueva ola degobiernos de izquierda en la región, los problemas claves del crecimiento económico, y un mundo que ha salido más desigual de la pandemia.
Lagos, Castañeda y Aguilar Camín reúnen su experiencia y su amplio conocimiento sobre la materia para discutir los graves problemas que aquejan a los países latinoamericanos en este momento de su historia y, sobre todo, plantean alternativas para salir de este aislamiento paralizador.