Una contribución fundamental para una renovada teoría del Estado, y una fuente de esperanza y de acción política en un tiempo marcado por la incertidumbre.
En Comprando tiempo, su obra anterior, Wolfgang Streeck mostró cómo 'el matrimonio forzoso' del capitalismo y la democracia estaba llegando a su término. El nuevo orden mundial proclamado por los Estados Unidos tras el colapso soviético resultó ser ingobernable por medios democráticos, y una combinación de tecnocracia y dominio del mercado tomó su lugar. Pero el régimen surgido de la globalización ha fracasado en lo económico y perdido apoyo y legitimidad en lo político: el orden mundial neoliberal no es hegemónico y permanece estancado entre el globalismo y la democracia. La utopía de 'un mundo, un mercado' se probó irrealizable, y la democracia nacional resultó fácil de dañar pero difícil de matar.
Analizando el conflicto entre las fuerzas de la globalización y las de la democracia, Streeck indaga aquí en la posibilidad de que los Estados y las sociedades retomen el control de su destino colectivo. Para ello, traza las líneas maestras de un sistema estatal que permita la gobernanza democrática dentro de Estados-nación soberanos y la cooperación pacífica entre ellos. En la estela de Karl Polanyi y John Maynard Keynes, este libro es una contribución fundamental para una renovada teoría del Estado, y una fuente de esperanza y de acción política en un tiempo marcado por la incertidumbre.
Un estudio impresionante sobre la historia cultural del pasaporte.Desde el Egipto faraónico hasta los abarrotados campos de refugiados del siglo XXI, esta obra es un viaje fascinante por la historia del pasaporte: un objeto pequeño, a veces olvidable, pero poderoso como pocos. Con un estilo brillante y accesible, Patrick Bixby examina los documentos y trayectos de músicos e intelectuales, antiguos mensajeros y migrantes modernos, para revelar cómo este librito ha moldeado el arte, el pensamiento y la experiencia humana, contribuyendo a definir nuestro mundo. Los pasaportes encierran historias íntimas sobre los deseos y movimientos de las personas, así como dan forma material a los derechos, privilegios y restricciones que las dirigen. Esta sorprendente historia global de un documento clave es también, así, un estudio profundo de las promesas de movilidad, las estructuras de sentimiento y los instrumentos de poder estatal que nos afectan hasta el día de hoy, quizás con más fuerza que nunca.
Cada periodo histórico y cultural crea sus propios monstruos, dependiendo de los temores y valores que la sociedad va estableciendo y proclamando. La época victoriana, pródiga en seres monstruosos, constituye un momento en el que el sueño de la razón, impulsado por un avance tecnológico y científico sin precedentes, y sustentado por un vasto imperio de ultramar, produjo toda suerte de aprensiones, inquietudes, obsesiones y ansiedades que se plasmaron en la literatura y en el entorno circundante mediante monstruos ficticios e imaginarios... y tristemente reales, como es el caso de Jack el Destripador, producto de aquel tiempo y aquel momento. El primer asesino en serie «moderno» de la historia personifica y culmina de manera espeluznantemente real la monstruosidad que, de manera imaginaria, se venía forjando en las páginas de numerosos autores victorianos.