Una lectura adictiva sobre el poder en la sociedad actual. Lo más cercano a contar con Vito Corleone susurrándote al oído unas cuantas lecciones de vida.
El poder está en la política... pero mucho menos de lo que parece. «La posición es más importante que las piezas», reza la ley 48 de El Padrino. La partida del poder se juega a diario en el trabajo, con los amigos, en el amor, en la relaciones con nuestros hijos o con nuestros padres. Si no sabes de poder, si eres analfabeto en la materia —nos advierte el autor— tu desgracia está cerca, pues el poder es la piedra filosofal de la vida en sociedad. Pero vivimos una época que denosta el poder como gesto ético y que cree que el bien puede prosperar al margen del poder. Podemos seguir la senda de ese error o apostar por conocer las leyes que rigen esta fuerza ubicua, universal y sublime.
El Príncipe de Maquiavelo ilustró con incomparable maestría las leyes del poder en el Renacimiento. Mario Puzo y Francis F. Coppola han hecho otro tanto en nuestro tiempo presente. Las leyes del poder están en El Padrino, en la novela y las películas. Solo hay que organizar lo que está en estas obras y una claridad sorprendente nos ayudará a iniciar el camino de comprender las leyes del poder: reveladas como las de Moisés, inequívocas como las de Newton, crudas como las de Hammurabi.
Las Shaarei Keddushah (las Puertas de la Santidad) es considerado el libro por excelencia de la cábala práctica. Escrito por el rabino Jaim Vital, es un manual para acceder a la santidad, que el que fuera uno de los más brillantes discípulos de Isaac Luria escribió para mostrar “cuál es el camino que conduce a la luz que ilumina los secretos de la Torah” a quienes deseen “aprender cómo elevar su alma hasta su raíz divina”.
A pesar de su voluntad pedagógica, es un libro que esconde más de lo que dice. Vital vela buena parte de las enseñanzas que pretende comunicar a través de la guematria o el notarikon. El motivo es que la cábala práctica linda con lo mágico-teúrgico y, por lo tanto, entraña ciertos riesgos para quienes se implican en sus procesos. “La impureza de las klippot se adhiere al hombre que intenta alcanzar la visión a través de la cábala práctica”, advirtió el sabio.
Sin embargo, el lector que atraviese el umbral de estas Shaarei Keddushah por la lectura y con vocación de estudio se encontrará con un texto apasionante, que observa la Torah, el Talmud y el Zohar con una audacia y una hondura que apreciamos en muy pocos autores.
LOS LIBROS SON UNA DE LAS MÁXIMAS EXPRESIONES DE AMOR POR EL CONOCIMIENTO Y LA CULTURA.
Son los libros un recipiente donde reposa el tiempo, un maravilloso objeto que sale victorioso ante el carácter efímero de la vida. De los libros y de las bibliotecas, Emilio Lledó también aprendió el diálogo y la libertad de pensar. Lo demuestra a través de una serie de textos, que hablan de la memoria, del lenguaje, del origen de la escritura, de nuestra capacidad de crear, de la lectura como elemento imprescindible de nuestra educación, así como de periodismo y comunicación y, en definitiva, de cultura y de cómo con ella adquirimos la libertad de pensamiento.