Jacques Derrida fue un filósofo. Sin embargo, nunca escribió nada directamente filosófico. Su obra ha sido calificada como la más significativa del pensamiento contemporáneo. Pero también denunciada como la corrupción de todos los valores intelectuales. Derrida se ha vinculado de forma célebre con algo denominado DECONSTRUCCIÓN. Sin embargo, de todos los desarrollos de la filosofía contemporánea, puede que la deconstrucción sea la más difícil de resumir...
Las inmensas transformaciones en curso en nuestras sociedades no solo producen una desigualdad cada vez mayor de ingresos y patrimonios sino que alteran la identidad misma de los actores sociales. Ya no se trata de propietarios más ricos y trabajadores más pobres, sino de grupos enteros que ven reconfigurada su identidad en términos tanto objetivos como subjetivos. El grupo mayoritario, siempre en aumento, es el de los desposeídos: los que sufren la distancia geográfica, política y cultural respecto de sus sitios de trabajo, de los servicios públicos, de los bienes simbólicos y materiales. Los desposeídos son aquellos marcados por la precariedad y la exclusión, los que no tienen nada. El surgimiento de esta clase social ha puesto en entredicho la lógica misma del conflicto político. Desconectadas y distanciadas, las dos clases antagónicas ya no luchan: hoy lo que asegura el orden social es el distanciamiento con respecto al otro. En esta sociedad, que no es una sola, las clases populares no son los enemigos sino los olvidados. Es por esto, además, que sus malestares son ilegibles para las élites; así y todo, señala Guilluy, los desposeídos están en el origen de todas las protestas actuales. En este libro excepcionalmente lúcido y potente, el ensayista francés expone sin ambages el filo más amargo de la realidad contemporánea.
«La batalla por la libertad nunca se gana finalmente. Hay que librarla de nuevo en cada generación».
La caída del muro de Berlín en 1989 y el colapso del comunismo en Europa oriental estuvieron entre los acontecimientos decisivos del final del siglo XX.
Timothy Garton Ash, testigo de excepción de esos días trepidantes, narra en este libro los hitos más importantes de la desintegración del bloque comunista. Cubrió en Varsovia las primeras elecciones parlamentarias semilibres de Polonia, que consagraron el triunfo del sindicato Solidaridad; asistió en Budapest al funeral de Imre Nagy, treinta años después de su ejecución; estuvo en Berlín durante la caída del muro; y en Praga compartió la trastienda del teatro La Linterna Mágica con Václav Havel y el grupo que inició la Revolución de Terciopelo checoslovaca…
La linterna mágica es uno de esos libros extraordinarios capaces de definir y encapsular un momento histórico, un texto profundamente humano y riguroso en el que Garton Ash demuestra que las secuelas de la caída del bloque comunista aún están presentes en nuestra sociedad.