En su nuevo devocional, la autora te ayuda a permanecer conectada con Dios y a seguir amando a los demás incluso en medio de circunstancias desalentadoras, decepcionantes o incluso devastadoras. Experimenta 50 días de devocionales matutinos y vespertinos complementados con hermosas fotografías en color de lugares significativos en los que Lysa ha trabajado a través de su propia sanación. Cada devoción contiene:
-un versículo bíblico para empezar el día.
-una declaración de verdad para recordar a lo largo del día.
-un espacio para escribir y devolver algo a Dios al final del día.
-una oración que debes recibir antes de irte a dormir para prepararte mejor para mañana.
Sin estos componentes cruciales entretejidos en la rutina de nuestras temporadas más duras, conectar con el Señor puede empezar muy pronto a sentirse abrumador y como un elemento más de nuestras listas de tareas pendientes. Lysa comprende esta lucha y quiere crear un espacio sagrado donde las mujeres puedan cerrar sus días con Dios simplemente apareciendo, empapándose de la verdad y recordando que no están solas en su viaje de sanación.
A su manera amable y sin pretensiones, Lysa te guía a través de las páginas de Lo vas a lograr, donde podrás:
-recibirás la verdad bíblica y el ánimo que necesitas cuando las situaciones hirientes te dejan agotada y sin motivación para pasar tiempo con Dios.
-escaparás de la soledad de intentar sanar por tu cuenta con la sabiduría de confianza de una maestra de la Biblia y amiga que comprende tu dolor y quiere ayudarte a seguir adelante.
-tener la seguridad de que, aunque esta temporada difícil forme parte de tu historia, no será toda tu historia.
¿Quién maneja los hilos? ¿Quién se esconde tras lo que vemos? ¿Quién se beneficia en último término? Ante la abrumadora complejidad de nuestro presente globalizado, cada vez son más las personas que se plantean este tipo de preguntas. El mundo es cada vez más indescifrable, así que por fuerza ha de tener un lado oculto, una suerte de reino secreto dentro del Estado y del Nuevo Orden Mundial en el que se forjan planes, se manipula la información y se controlan los pensamientos. Ya no se trata de una mera intriga.
Donatella Di Cesare diagnostica la teoría del complot como uno de los síntomas de una sociedad democrática en su mayor parte despolitizada. El complotismo es la forma en que los ciudadanos, impotentes ante un poder tecnoeconómico sin rostro, se relacionan con el mundo. Es por eso que las teorías del complot, manifestación del gran vacío en el corazón de la democracia, son una temible arma de despolitización masiva. En este l.cido y original ensayo, la filósofa italiana indaga tanto en el trasfondo histórico como en los aspectos más actuales de este fenómeno global. Al hacerlo, no rechaza el pensamiento conspirativo como una simple quimera o una falacia argumentativa, sino que se esfuerza por comprenderlo y reconceptualizarlo, reflexionando sobre los motivos por los que el complotismo acecha a una comunidad fragmentada como el espectro de un poder sin rostro.
Una gran parte de los artistas visuales que desarrollan su trabajo en la actualidad viven en condiciones precarias y con muy pocos incentivos para su trabajo. Esa es una realidad conocida en el sector, y que se corresponde sociológicamente con el rol de marginalidad proverbial que ha caracterizado a lo largo del tiempo la escena del arte. Pero los artistas son testigos de nuestro mundo y ejercen su papel como peculiares activistas culturales. Aportan radiografías plurales, emblemas de una sociedad en cambio, expresan pautas de vida, generan huellas proyectadas hacia el futuro, atisban “lo nuevo”: son los creadores del patrimonio contemporáneo. El arte es un espacio de interrogantes donde afloran respuestas provocadoras a preguntas inquietas. El artista realiza su trabajo interpretando el mensaje de una difusa voluntad colectiva. Aspira a esa empatía y comunicación real: transmitir sentimientos y emociones propias para compartirlas. Pone sus ojos, su mirada, su corazón y sensibilidad al servicio de la sociedad: a la búsqueda de un latido común. El auténtico artista aporta oxígeno para respirar mejor.