El mundo es como un caleidoscopio en el que cada instante sucede algo nuevo que acapara nuestra atención, y es un desafío encontrar tiempo para involucrarse con el mundo espiritual. En cambio, quien guarda el Shabat tiene acceso a un lugar de dicha y armonía, un lugar en el que puede entablar una relación personal con su Creador, una relación en la que uno tiene conciencia del otro.
Se me ocurrió transmitirle el misterio del Shabat al lector a través de una narración en la que la heroína se encuentra en un lugar en el que tiene que enfocarse en lo espiritual porque no hay nada más. Y luego, cuando vuelve a su vida normal, su anhelo y desafío es encontrar su camino a ese estado de conciencia que gozó durante el Shabat, y aprender qué debe hacer para volver a él todas las semanas.
Al ver la reacción de Rab Moshe Schatz, kabalista, que fue rabino y amigo personal de mi esposo, z’l, cuando leyó mi libro, comprendí que había encontrado algo valioso que puede ayudar a muchos a llegar a su lugar personal en el Edén que nos está preparado, con el que podemos vincularnos en esta vida y en la eterna.
Raymond Chandler fue, junto con Dashiell Hammett, el renovador y el maestro indiscutido del género policiaco. Sus siete novelas tienen una categoría literaria sorprendente en un campo en el que nadie, hasta aquel momento, esperaba calidad. Y es que Chandler era, ante todo, un escritor inteligente.
Despedido de su empleo como ejecutivo de una compañía petrolera por su afición a la bebida, el hombre que reveló el lado oscuro de la opulenta sociedad californiana en novelas como El sueño eterno, La ventana siniestra y El largo adiós no empezó a escribir hasta los cuarenta y cuatro años. Poco tiempo después, el detective Philip Marlowe, héroe de sus novelas, había conquistado al público de todo el mundo. Pero Chandler no se dejó seducir por el éxito: junto con su esposa Cissy —casi veinte años mayor que él— llevó una vida de insólito aislamiento. Por ello, porque muy poco se había sabido de Chandler hasta el momento, es especialmente interesante el estudio de Frank MacShane, basado en el testimonio de quienes conocieron al gran escritor, en su correspondencia y en sus textos inéditos.
Cuidar de una persona en situación de dependencia se convierte en una tarea que dura, la mayor parte de las veces, muchos años y que afecta a todo el entorno del cuidador o la cuidadora y a su familia. Por ello es necesario que las personas que se responsabilicen de los cuidados conozcan todas las herramientas de las que disponen, tanto para el cuidado de la persona en situación de dependencia, como para su propio autocuidado. Teniendo en cuenta los distintos contextos en los que se puede trabajar con este manual -contexto académico (aula) o contexto socioeducativo (servicios sociales, por ejemplo)- su contenido intenta adecuarse a dicha realidad cambiante, estando sujeto a modificaciones. Es una obra sencilla y asequible sobre un tema que tiene mucho interés en el momento actual. Las autoras sin duda conocen el tema y saben exponerlo, de forma que su lectura es fácil y atractiva. La obra está concebida como manual dirigido a estudiantes de Psicogerontología, pero de una forma u otra resultará atractivo en distintas disciplinas relacionadas con esta área. La obra es fácil de seguir y está orientada a la práctica no solo profesional, pudiendo servir de ayuda a personas que se ven afectadas por esta realidad, en primera o en tercera persona. Está bien estructurada y aborda una panorámica completa de la psicogerontología, con especial hincapié en el deterioro mental.