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DOS VECES EN EL MISMO RIO

Dos años después de la invasión rusa de Ucrania, Sofi Oksanen, reconocida como una de las narradoras escandinavas más brillantes gracias a novelas tan aclamadas como Purga, se adentra por primera vez en el campo de la no ficción con una crónica tan urgente como necesaria, tan implacable como estremecedora, sobre los crímenes sexuales de las tropas rusas en territorio ucraniano. Y lo hace tomando como hilo conductor dos dramas separados por ocho décadas: el de su tía abuela estonia que, tras una noche de vejaciones por parte del ejército soviético en 1944, enmudeció para siempre, y el de muchas personas que hoy siguen padeciendo un destino similar a manos de los soldados rusos. A partir de estos casos, Sofi Oksanen nos muestra cómo, aunque nadie se bañe dos veces en el mismo río, la historia del imperialismo ruso no deja de repetirse. Así, la hoja de ruta de Putin recuerda a la de la emperatriz Catalina la Grande en Crimea en 1783 y a la de la Unión Soviética de Stalin, y las tres comparten el mismo modus operandi: negar la cultura e incluso la humanidad del supuesto enemigo, echando mano de una incesante propaganda y repitiendo el mito de la invencibilidad rusa, deportar o asesinar a poblaciones enteras y usar la violencia sexual como un arma más en el contexto de la guerra. Lleno de lucidez, rabia y esperanza, Dos veces en el mismo río es una indagación de primer orden sobre la historia de la misoginia en Rusia y una valiosa reflexión acerca de las tropelías de los ejércitos, que da voz a las víctimas de unas prácticas que podríamos creer superadas, pero que nunca han llegado a desaparecer
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LA VOLUNTAD DE CREER

¿Qué papel desempeña la voluntad en la formación de nuestras creencias? El filósofo y matemático WILLIAM KINGDON CLIFFORD (1845-1879) defendió en un famoso ensayo titulado La ética de la creencia, que «creer algo tomando como base una evidencia insuficiente es moralmente inaceptable siempre, en cualquier lugar y para todo el mundo». Entre las muchas respuestas que provocó este polémico escrito, brilla con luz propia el célebre escrito de WILLIAM JAMES (1842-1910) La voluntad de creer. En este ensayo, el que fuera uno de los fundadores del pragmatismo y creador de la psicología científica americana rechaza, con la autoridad de quien ha experimentado en sus propias carnes el conflicto pascaliano entre las razones del corazón y las del intelecto, las pretensiones de vetar que «nuestra naturaleza pasional» intervenga en las decisiones de adoptar creencias filosóficas, religiosas o sentimentales, a la vez que busca fundamentar científicamente «la legitimidad de la fe voluntariamente aceptada». El libro se completa con una introducción que ofrece una panorámica del contexto filosófico y social de Clifford y James, así como un análisis de los detalles menos conocidos de la polémica.
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LOS TREINTA INGLORIOSOS

Este libro lo explica a partir del colapso de la izquierda. Aquella que creyó que la caída del ecosistema soviético en 1991 iba a devenir en una democracia liberal planetaria que, con sus más y sus menos, garantizaría un progreso apacible de la humanidad. Sin embargo, a lo largo de las tres últimas décadas, los poderes realmente existentes han gangrenado la libertad y la democracia. Han empequeñecido el reparto de la riqueza y, para conseguirlo, ha resultado imprescindible la colaboración de amplios sectores de las élites políticas e intelectuales progresistas, que han transformado sus esperanzas frustradas en un profundo resentimiento contra todo lo que las hubo alimentado. Para esa izquierda, la clase obrera conforma un populacho superado por la modernidad y la tecnología, incapaz de desprenderse de privilegios arcaicos y cuya nostalgia la asimila a la extrema derecha identitaria y racista. Al mismo tiempo, es la izquierda que defiende un Estado de seguridad que supuestamente protege a la población de las amenazas acechantes pero que, por el contrario, no para de reforzar el miedo, el odio y la persecución de chivos expiatorios. En definitiva, la izquierda que ha arrinconado la lucha de clases y que apuesta por un Estado de seguridad, va a amalgamarse con el racismo distinguido de los hombres poderosos y con el racismo vulgar de las clases subalternas alienadas. Entonces, ante esta contrarrevolución en marcha, ¿qué hacer? Rancière tiene unas cuantas propuestas.
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