Una colección de reportajes, publicados previamente en la revista The New Yorker y compilados expresamente para Anagrama, que reúne personajes y paisajes políticos de España y Latinoamerica.
Por estas páginas desfilan el rey Juan Carlos en la España de los bandazos, Augusto Pinochet antes del juez Baltasar Garzón, un espectacular Hugo Chávez en una Venezuela de contrastes, el decrepito Fidel Castro en una Cuba sin salida satisfactoria para nadie, García Márquezde genial conspirador en el polvorín colombiano, los restos de Federico García Lorca en un tira y afloja entre lo político y lo sentimental y el paisaje de las favelas brasileñas, donde florece la extraña mística del delito.
A pesar de lo que creemos, las sociedades humanas contaban con espacios de debate colectivo mucho antes de que apareciesen medios de comunicación escritos para articularlos. Poco es, sin embargo, lo que sabemos de estas formas orales y primitivas de opinión pública. ¿Cómo operaban? ¿A través de qué canales se organizaban? Para dar respuesta a estos interrogantes, el profesor Robert Darnton se sumergió en los archivos de la Bastilla y destapó un episodio de censura y represión que conmocionó a la Francia prerrevolucionaria: el caso de los Catorce. A mediados del siglo XVIII, la policía descubrió en París una serie de poemas donde se insultaba gravemente a Luis XV. Catorce personas fueron acusadas de distribuirlos y arrojadas a los calabozos.
Todos los franceses conocen al Charles de Gaulle militar, al político, al hombre de Estado, y todos recuerdan su guasa, su ingenio, su sentido del humor y su habilidad para la réplica aguda. Y, por supuesto, su causticidad inimitable. Todos los que lo rodeaban fueron sus víctimas, al igual que ese partido político del que él declaraba: «No puedo decir que los deteste. Se puede detestar a Hitler o a Stalin. No se puede detestar la nada». Cada una de sus agudezas daba en el blanco, cualquiera que fuera el objetivo; pero el humor, feroz a más no poder, nunca era verdaderamente gratuito. Subrayando las peculiaridades de unos, las vilezas de otros y la mediocridad imperante, Charles de Gaulle, fino conocedor de la naturaleza humana y uno de los políticos más influyentes del siglo XX, nos muestra en esta selección de sus comentarios más ingeniosos la visión de los seres y de las cosas de una figura que sigue siendo una fuente de inspiración.