Conservar los recuerdos es conservar lo que ha dado sentido a nuestra existencia, pero, a veces, por una enfermedad como el Alzheimer o por algún trauma psíquico o físico, notamos que nuestros recuerdos se desvanecen y que aquello que tanto queríamos se nos hace ajeno. Si hacemos un rápido paseo por nuestro pasado, veremos que los recuerdos que se mantienen más vivos en nosotros son aquellos que estuvieron vestidos, para bien o para mal, con buenas dosis de sensaciones, bien sea por emociones o por que la circunstancia era más de sentir que de pensar. El autor nos invita a jugar con una serie de sensojuegos que nos ayudarán a vestir con sensaciones todas nuestras experiencias pasadas y presentes, con el fin de que nuestro cerebro refuerce el archivo de cada vivencia con dichas sensaciones y así su recuerdo se mantenga más vivo en el tiempo. Los sensojuegos están ordenados para que estimulen y vistan con sensaciones todos nuestros niveles de relación: los que tenemos con nosotros mismos, los que mantenemos con los demás y los que nos refleja y expresa nuestro entorno natural.
Con las siguientes tres contribuciones de la pluma de mi discípula Tatjana HÖRNLE sobre la dogmática de la determinación de la pena, puede el lector no solo introducirse en la actual discusión alemana, sino también familiarizarse con una tentativa exitosa para garantizar previsibilidad y justicia, en un campo de la ley hasta ahora controlado por la discrecionalidad y la arbitrariedad del juez. La ciencia penal alemana, reconocida mundialmente por sus logros revolucionarios en la sistematización de los supuestos de punibilidad, los que en gran medida fueron aceptados, ha descuidado por completo durante décadas el campo de la medición de la pena, a pesar de que para el acusado -en muchos casos- la pregunta acerca de la determinación de la pena es la decisión judicial más importante; mientras que los presupuestos de punibilidad (determinante para la pregunta sobre si se "condena o absuelve") en la práctica, generalmente, no plantean problemas especiales. Aplicar las reglas dogmáticas del derecho penal a la determinación de la pena, y hacerlas así controlables, es en el presente más importante que nunca.
Una lúcida visión del controvertido periodo entre 1808 y 1814 en la historia de España.
Cuando se estudian los complicados años desde 1808 hasta 1814 (Guerra de la Independencia) se comprueba la necesidad de rectificar buena parte del legado de no pocos historiadores del XIX. La idea de convocar Cortes parte de Fernando VII, y constituye la génesis del parlamentarismo español en su defensa ante el poder francés.
El autor trata ahora de ofrecernos una visión de conjunto de ese importante período de la historia de España, ofreciendo un mayor contexto de las Cortes extraordinarias y de las ordinarias que le sucedieron.