Camilo José Cela, el taller del escritor recoge un conjunto significativo de aproximaciones a la atenta labor mediante la que el autor de La colmena organizó y moduló lo que podemos llamar su taller de escritor profesional. Poesía, novela, memorias, libros de viaje y apuntes carpetovetónicos fueron objeto de una vigilante tarea de gestación y preparación editorial. En ese proceso se va dibujando una interesante geografía cuyo recorrido separa la redacción manuscrita de la salida de la obra a la luz. Este volumen aborda ese derrotero iluminando sus aspectos menos conocidos desde la irrupción de Cela en la escena literaria española de los años cuarenta, y a lo largo de más de tres décadas. Uno de los perfiles menos atendidos de la personalidad de Camilo José Cela (1916-2002) como escritor remite a su conciencia respecto a todas aquellas facetas que envuelven el proceso creativo. Cela cuidó con esmero del obrador o taller que alumbró su obra, concebida más allá de las etiquetas convencionales de género –de las que siempre descreyó– y desde un radical compromiso con su tiempo y su lugar a través de la palabra. El escritor contempló cada una de sus iniciativas creadoras como un proyecto global en el que meditaba cuidadosamente: notas, manuscritos, espacios de creación, editoriales, reediciones e incluso contextos culturales. Así pues, si las coordenadas de su creación literaria iluminan en buena medida los distintos caminos de la narrativa española de posguerra, estos también se comprenden mejor al conocer los propósitos y los estímulos que alentaron, en cada una de sus etapas, la expresión pública de Cela a través de su obra.
Nuestro desasosiego ante la sobrecarga informativa no es un fenómeno nuevo. Mucho antes de la llegada del mundo digital e internet, nuestros ancestros lectores experimentaron con inquietud los efectos de la acumulación infinita de libros y escritos. Pero junto a la tradición que desea aumentar siempre las colecciones de la biblioteca hay otra, menor y subversiva, que advierte de los peligros que corremos de vernos sepultados por el pasado.
Desde Petrarca hasta Voltaire, pasando por los primeros filólogos, los enciclopedistas barrocos, los revolucionarios franceses, y Montaigne, los protagonistas de este ensayo presentan rasgos contradictorios. Aquí, las vanguardias y los antimodernos sellan el pacto contrario al de Fausto: en lugar de entregar su alma a cambio de un conocimiento ilimitado, se explora la idea de cómo ponerle un límite al deseo de saberlo todo. Armados con tijeras, estos lectores fabrican bibliotecas portátiles y otras formas abreviadas, ligeras y móviles del saber con el objetivo de sacar el conocimiento de las estanterías polvorientas y practicar un verdadero humanismo transformador. Su arte de la reducción nos recuerda que a la barbarie se llega tan pronto por la falta de libros como por su sobreabundancia.
¿Es el fascismo una cosa del pasado? Fascismo, una guía ilustrada, retrotrae los orígenes del pensamiento fascista a las tradiciones del ultraconservadurismo del siglo XIX. Investigando los tipos de fascismo que surgieron tras la Primera Guerra Mundial, este volumen profundiza en las ideas de Nietzsche, Wagner y otros intelectuales para explicar la terrible "lógica del Holocausto". Examina asimismo el éxito político de la extrema derecha y la explosión de los ultranacionalismos a lo largo de toda Europa. Stuart Hood explora en esta magnífica guía ilustrada las distintas formas que ha tomado el fascismo y su evolución a lo largo de décadas. Las poderosas ilustraciones de Litza Jansz llenan de vida sus páginas.