El hormigón encarna la lógica capitalista. Es el lado concreto de la abstracción mercantil. Como ella, anula todas las diferencias y es más o menos siempre lo mismo. Producido de forma industrial y en cantidades astronómicas, con consecuencias ecológicas y sanitarias desastrosas, ha extendido su dominio por el mundo entero, asesinando las arquitecturas tradicionales y homogeneizando todos los lugares con su presencia.
Monotonía del material, monotonía de las construcciones que se edifican en serie conforme a algunos modelos básicos de duración muy limitada, tal como establece el reinado de la obsolescencia programada. Al transformar definitivamente la edificación en mercancía, este material contribuye a crear un mundo en el que ya no nos encontramos a nosotros mismos. Por eso había que rastrear su historia; recordar los designios de sus numerosos paladines —de todas las tendencias ideológicas— y las reservas de sus pocos detractores; denunciar las catástrofes que provoca en tantos ámbitos; poner de manifiesto el papel que ha desempeñado en la pérdida de ciertas destrezas y en el declive de la artesanía; y en último término, demostrar cómo dicho material se inscribe en la lógica del valor y del trabajo abstracto. Esta implacable crítica del hormigón, ilustrada con abundantes ejemplos, es también —y quizá sobre todo— la crítica de la arquitectura moderna y del urbanismo contemporáneo.
Esta antología recoge trece textos largos de no ficción, de los cuales doce son reportajes de largo aliento publicados en el siglo XXI. Seis fueron escritos por mujeres. Todos salieron a la luz después de dos eventos que marcaron su inicio: el holocausto de las Torres Gemelas en Nueva York el 11 de septiembre de 2001 y la aparición de esas fuerzas incorpóreas conocidas como redes sociales. Esta realidad tal vez explique la cantidad de textos que incluí sin darme cuenta que hablan de manera oblicua o directa de la muerte. Por otro lado, la preponderancia de reportajes extranjeros refleja una preferencia mía, pero también habla de un mundo post 11S, post Atocha, post Bombay. El mundo ahora es uno, unido por el terror. Pero también, es obvio, por el cambio climático y las pandemias, la migración y nuestro consiguiente cosmopolitismo, la abolición de las distancias en el universo virtual, el Zoom, y una obsesión por viajar que ya se veía venir en el siglo pasado pero que hoy adquiere síntomas de fiebre. Hay que conocer el mundo antes de que se acabe.
"De un tiempo a esta parte es recurrente escuchar y leer en distintos foros y publicaciones económicas y sociales la necesidad de focalizar las políticas activas de empleo. Esta exigencia toma especial valor en todo lo que se relaciona con las bonificaciones y las reducciones en las cotizaciones a la Seguridad Social dadas las implicaciones directas entre ambas.
El panorama en abierto y, en la práctica, casi universal que haya podido venir desarrollándose diluye la consecución plena de los objetivos perseguidos por estas políticas. De ahí que se instruya la concreción sobre ciertos colectivos muy determinados y especialmente singularizados para que las mismas tengan plena efectividad y la máxima eficacia.
En esta obra se realiza una mirada transversal a estas políticas activas de empleo desde los prismas de los sujetos afectados. Se ha alejado el enfoque de las finalidades y objetivos precisos, de su regulación genérica, de los aspectos generales y se ha impulsado un acercamiento a lo micro, una aproximación parcelada a esta materia por colectivos de beneficiarios.
Así, centran la atención de esta obra las personas jóvenes; quienes se ocupan en las faenas agrarias; aquellas personas que prestan servicios por cuenta propia o en régimen de autonomía; quienes la inserción laboral presenta grandes dificultades al concurrir en ellas prestaciones de incapacidad permanente…, o con un tinte actual, amplio y general quienes se han visto señaladas negativamente en sus oportunidades de empleo a causa de la COVID-19".