En la víspera de la festividad de Purim, el enemigo ha entrado en el gueto –un gueto que no se nombra, como tampoco se nombra la naturaleza del enemigo– y ha amenazado a los líderes de la comunidad judía: si en veinticuatro horas no se entregan diez voluntarios para ser ejecutados en la horca, para «vengar» así la muerte de los diez hijos de Amán –el villano de la historia de Purim, que celebra el triunfo de los judíos de Persia contra un genocidio potencial hace unos dos mil cuatrocientos años–, acabarán con toda la comunidad. Durante la noche, el rabino consulta en busca de una respuesta al dilema con varios rabinos legendarios del pasado, con el Rambam, con Rashi, con el Gaón de Vilna... y con el Baal Shem Tov, místico del siglo XVIII y fundador del jasidismo, quien le canta un 'nigún'. Un 'nigún' es una melodía alegre sin palabras a la que se le atribuye el poder de romper las cadenas del mal.
En un mundo centrado en el rendimiento económico e industrial, este libro propone una perspectiva esperanzada y literaria sobre la necesidad de impulsar un cambio de significado de palabras como «sociedad», «naturaleza», «poder», «individuo», «cultura» o «creación», y de encontrar un espacio de reflexión sobre lo que nos falta. En cada página brilla el compromiso social y ecológico del autor, su sensibilidad, su ironía y la belleza de su prosa.
«En nuestro propio presente, en el que el mito y la mentira regresaron al centro de la política, las críticas antifascistas de Borges y Freud vuelven a tomar fuerza».
Para el fascismo el mito podía ser más real que la realidad. Las nociones fascistas de líder, nación, poder y violencia, impregnadas de imaginería mítica, tenían inscripta la fantasía de trascender la historia: un pasado primordial mitificado inspiraría el derrocamiento heroico de un presente degradado para lograr un futuro violentamente redimido. Asumiendo que comprender acabadamente lo distintivo de la mitología del fascismo es condición de posibilidad para la explicación de su peligro en el pasado y en el presente, Federico Finchelstein acude a una sorprendente combinación de pensadores para dar cuenta del fascismo como una maquinaria de creación de mitos políticos. Así, muestra cómo la obra literaria y crítica de Borges y la escritura psicoanalítica de Freud sirven para entender las dimensiones míticas e inconscientes de la política fascista, lo mismo que el análisis de variedad de intelectuales latinoamericanos y europeos, con especial énfasis en la teología política de Carl Schmitt. En un momento regresivo en que los asuntos mundiales tienden a ensombrecerse cada vez más, el análisis crítico de los peligros del mito en la política contemporánea que aquí se presenta puede leerse como herramienta para la resistencia.