¿Alguna vez te has sentido perdido o sin propósito? ¿Crees que no tienes las habilidades o el talento para alcanzar tus sueños? ¿Acaso las circunstancias te han hecho dudar de tu valor y propósito en este mundo? Si es así, entonces este libro es para ti.
Diseñados para Soñar Despiertos no es un libro cualquiera, es uno que te invita a un viaje de transformación y crecimiento personal y espiritual, donde descubrirás que no existes solo por existir ¡tu vida tiene un propósito! Y tus sueños no son casualidad, sino parte de un plan divino que te ha sido otorgado desde el inicio de los tiempos.
Sé que las dudas y las inseguridades pueden ser un gran peso, como lo fueron para mí. Pero quiero asegurarte que no estás solo en este camino. A lo largo de estas páginas, te acompañaré en el proceso de descubrir que tus debilidades no son obstáculos, sino piezas esenciales del plan perfecto que Dios tiene para ti.
A través de mi propia historia, te mostraré cómo rendir tus sueños, deseos y planes ante Dios puede abrir las puertas a un futuro lleno de posibilidades y significado.
El Gran Gatsby de Francis Scott Fitzgerald cumple cien años y Rodrigo Fresán invita a su celebración con este pequeño manual de instrucciones para descubrirlo o redescubrirlo.
Aquí, los secretos de su escritura, las fiestas desenfrenadas, los negocios turbios, el amor turbulento, la amistad hasta la muerte, las películas, la posibilidad o la imposibilidad de repetir el pasado, los blues de su autor y all that jazz que lo consagró como clásico indiscutible y cada vez más grande Gran Novela Americana.
Hacer listas y tacharlas, ponerse el pijama al llegar a casa, lavar el coche, descorchar una botella de vino y servirse una copa... Se cuentan por cientos los pequeños gestos capaces de sacarnos una sonrisa cada día. Este libro es una celebración y una reivindicación de esos placeres discretos y cotidianos que hacen la vida más llevadera.
La nueva colección Endebate es el hogar de aquellos textos breves que presentan una opinión, defienden una actitud o cuentan una historia, pero son más un aperitivo que un banquete, estimulan la conversación más que saciarla e inician un festín (que no clausuran). Como los mejores bocados, entran por los ojos y dejan un largo poso en el paladar.