Desde que los primeros grupos de homínidos empezaron a fabricar toscas herramientas de piedra hasta el desarrollo de la inteligencia artificial, el ser humano ha vivido en una constante evolución tecnológica. Y la tecnología siempre ha ido de la mano del poder, no solo porque la construcción de armas más letales y sofisticadas otorga supremacía sobre las sociedades menos avanzadas, sino porque quien dedica un espacio al progreso científico puede superar cualquier obstáculo.
Podemos acercarnos a los campos de concentración nazis a través de las memorias de los supervivientes y de los estudios históricos. Menos explorada es la vertiente de los aspectos sociales y psicológicos de la realidad de los Lager.
Este libro pretende, con afán divulgativo, acercarnos a ese terrible mundo: saber cuáles eran los roles de sus actores (SS y prisioneros) y valorar las interacciones entre ellos, así como desgranar los efectos psicológicos y psicosomáticos que padecieron los deportados.
Psicología del mal rastrea los espacios más oscuros del alma humana y la relación asimétrica que se da entre verdugos y víctimas, en las que estas últimas no tienen más remedio que aceptar, si es que quieren sobrevivir, los códigos impuestos desde la brutalidad y la barbarie en el proceso de animalización al que son sometidos.
Un divertido y conmovedor libro de memorias en ensayo de la comediante Aida Rodríguez sobre el poder de superar las dificultades y transformar el dolor en risa.
Aida Rodríguez ha vivido, por decir poco, una vida de torbellino. La historia de cómo pasó de la pobreza a la opulencia es alucinante: cuando era niña, su madre la secuestró y se la llevó de la República Dominicana a los Estados Unidos. Más tarde, un nuevo secuestro, esta vez a manos de su abuela y su tío, la dejó en Florida. Ya de adulta, escapó de un matrimonio tormentoso y terminó, junto con sus hijos, mendigando por las calles de Los Ángeles. Durante todas esas adversidades, Aida nunca perdió su sentido del humor.
Nacida con un maravilloso ingenio y un espíritu irrefrenable, Aida ha utilizado su talento y trabajado sin descanso para convertir la tragedia y el dolor en una comedia mordaz que abarca todo, desde la misoginia y el racismo hasta las redes sociales y los titulares de prensa. Con el tiempo, lanzó un exitoso especial en Max que la llevó a múltiples acuerdos de desarrollo, un logro que le ganó una audiencia nacional, le abrió puertas y la ayudó expandir la forma en que los latinos están representados en la comedia.