Diario de Berlín es un clásico, la mejor crónica de la Europa de entreguerras, un libro que sigue siendo de lectura obligada para conocer el período más oscuro y fascinante del siglo XX.
Publicado por vez primera en 1941, la clarividencia, la pasión y la tensión de Diario de Berlín encontraron un público ávido de información y lo convirtieron de inmediato en un texto de referencia sobre el torrente de acontecimientos que se sucedían en Europa.
La férrea censura de los nazis obligó a Shirer, corresponsal en Berlín de la CBS, a reservar lo mejor de su lucidez e inteligencia para su diario personal. Sus extraordinarias anotaciones constituyen la crónica periodística que no pudo transmitir. Iluminado por un profundo conocimiento de la vida alemana y europea de la época y la comprensión de las corrientes más profundas de la política internacional, en sus páginas presenciamos el arrogante avance del Tercer Reich y la imparable marcha de Europa hacia la guerra.
Diario de Berlín demuestra que el periodismo a veces no solo es el primer borrador de la historia, sino su mejor versión.
Con la destrucción de Cartago, Roma se quedó sin un enemigo a su altura y con el Mediterráneo convertido en una suerte de lago privado. Solo una potencia podía interponerse en su destino: la propia Roma. Los años finales de la República estuvieron marcados por las conspiraciones, las guerras civiles y la transgresión de todos los límites legales. La sangre a borbotones de las legiones y de los políticos romanos marcaron los años finales de un sistema político que colapsó antes de evolucionar hacia un imperio que dominaría medio planeta.
Este libro reúne un conjunto de reflexiones públicas y privadas de Alexéi Navalni, el político ruso fallecido el 16 de febrero de 2024 en las cárceles siberianas de Putin. Desde entrevistas concedidas a Der Spiegel, Time y The New York Times a intervenciones pronunciadas en las salas de tribunales durante innumerables juicios; desde cartas escritas en la cárcel a publicaciones en diversas redes sociales, estos escritos dan cuenta de la maduración política y espiritual de Navalni. Una trayectoria que abarca el nacionalismo inicial del que surgió a la lucha por la democracia liberal y contra la corrupción, y desemboca en los últimos y dramáticos años de prisión, donde emerge la figura de un disidente de una profundidad sorprendente: un hombre dispuesto a morir por sus convicciones, por lo que cree, a favor de la libertad, la verdad y la belleza futura de Rusia. Un camino de conciencia libre, contra el miedo y el odio materializados en los regímenes totalitarios.