Desde el sobrino de Aristóteles, Calístenes de Olinto, al filósofo francés Albert Lautman, pasando por Hipatia, Plinio el Viejo, Miguel Servet, Descartes, Simone Weil, Spinoza, Olympe de Gouges, Condorcet, Leibniz y tantos otros, la historia de la filosofía está llena de nombres de personas que mantuvieron la entereza en circunstancias que hacían extremadamente difícil guardar fidelidad a las exigencias del pensamiento: personas que rechazaron postulados religiosos, políticos o científicos que no superaban la prueba del recto juicio, fuera cual fuera el peso de la autoridad individual o institucional que los apoyaba. Las biografías de quienes fueron fieles a la razón en diversos contextos pese a la condena de sus contemporáneos ilustran el alcance de la radical apuesta a favor del pensamiento a lo largo de la historia y constituyen, en suma, una incomparable lección viva de moral.
Basándose en los testimonios de los historiadores y cronistas árabes de la época, Amin Maalouf relata la historia de las cruzadas tal y como las vieron y vivieron en el otro campo, es decir, en el lado musulmán, punto de vista olvidado hasta la publicación de esta obra. Las cruzadas vistas por los árabes abarca el periodo comprendido entre la llegada de los primeros cruzados a Tierra Santa en 1096 y la toma de Acre por el sultán Jalil en 1291, dos agitados siglos que dieron forma a Occidente y al mundo árabe y que aún hoy siguen condicionando sus relaciones.
Diálogo que relata las últimas horas de la vida de Sócrates, viniendo a ser el eslabón entre la "Apología" y el "Fedón" (ambos publicados en esta colección), el "Critón", si bien es uno de los diálogos platónicos más breves, es también un pequeño diamante literario y filosófico que refleja la grandeza ética del personaje, contribuyendo a fortalecer su leyenda. De naturaleza muy distinta es "El político", diálogo que gira en torno a quién debe ser el gobernante de la polis, que contiene aspectos esenciales del método y el pensamiento platónicos y resulta un modelo acabado de lo que según Platón debía ser el método para obtener la verdad a través de la argumentación filosófica.