Hay coincidencia en afirmar que se asiste, desde hace años, a una crisis del paradigma moderno de soberanía y, asociada a ella, del Estado constitucional. Las Constituciones nacionales se han convertido en chatarra jurídica con cada vez menos eficacia. Ello obliga a los constitucionalistas críticos a abordar la cuestión de la redefinición del constitucionalismo: ¿cómo reconstruir una Constitución adecuada para las sociedades de la segunda mitad del siglo XXI y capaz de garantizar derechos y dignidad a las clases populares? El presente libro aborda esta cuestión partiendo de lo que llama la «contradicción de la soberanía» y analiza cómo, en el actual escenario de crisis del Estado constitucional, se produce una lucha entre tres nuevos proyectos político-constitucionales de organización del poder y la sociedad que compiten para convertirse en el nuevo paradigma hegemónico de las próximas décadas. Se trata de lo que el autor denomina los proyectos del hiperconstitucionalismo, caracterizado por llevar a cabo un fortalecimiento de la ideología de la soberanía; el del posconstitucionalismo, caracterizado por la abolición de la ideología de la soberanía, y el del alterconstitucionalismo, caracterizado por una redefinición de la misma.
Para ayudarnos a comprender nuestros dilemas contemporáneos más urgentes, William Shakespeare no tiene igual.
Mientras Isabel I, cada vez más envejecida y obstinada, se aferraba al poder con uñas y dientes, un brillante dramaturgo exploraba las causas sociales, las raíces psicológicas y los retorcidos efectos de la tiranía. Al analizar la psique (y las psicosis) de personajes de la catadura de Ricardo III, Macbeth, Lear, Coriolano y de las sociedades sobre las que gobernaban, Stephen Greenblatt desvela las formas en las que Shakespeare ahonda en el ansia de poder absoluto y las catastróficas consecuencias que su ejercicio conlleva.
Instituciones de fuerte arraigo parecen frágiles, la política y sus representantes sucumben al caos, la miseria económica alimenta la cólera populista, la población acepta que le mientan, el rencor partidista se impone, la indecencia más desvergonzada impera: aspectos como estos de una sociedad en crisis fascinaban a Shakespeare y están presentes en algunas de sus obras más memorables. Con asombrosa perspicacia, supo mostrar la psicología infantil y los apetitos insaciablemente narcisistas de los demagogos —así como el cinismo y el oportunismo de los diversos cómplices y parásitos que los rodeaban—, e imaginó la manera de frenarlos. Por eso y por otras muchas razones, la obra de Shakespeare, como pone magistralmente de manifiesto Stephen Greenblatt en este libro, sigue teniendo una importancia esencial hoy en día.