Cuando Albert Speer fue condenado por el tribunal de Nuremberg, en 1948, a veinte años de prisión, Hugh Trevor-Roper escribió: «Ahora probablemente tendrá la oportunidad de escribir su autobiografía. Serán las únicas memorias del Tercer Reich que, siendo de gran valor, además invitarán a la lectura.» El libro que hoy presentamos es la crónica apasionada de un hombre que durante doce años estuvo unido a Adolf Hitler por una relación única aunque de distinto signo: como arquitecto remodelador de la ciudad de Berlín, capital del Imperio, como amigo próximo en las tertulias de la Cancillería del Reich, como tecnócrata y organizador de una prodigiosa estructura armamentística y, a la vez, como un inesperado opositor. El documento que hoy presentamos es sin duda uno de los más valiosos para entender un período turbulento de nuestra historia reciente.
Un cuarto de siglo después de su publicación en los Estados Unidos, la aparición de la versión española de la obra de Pocock constituye un acontecimiento intelectual de primera magnitud por dos motivos: por un lado, supone un excepcional ejemplo de investigación sobre la gestación del discurso republicano en Maquiavelo, en Harrington y en los padres de la independencia americana, construido desde la contextualización del discurso propia de la Escuela de Cambridge (Laslett, Dunn, Skinner), de la que Pocock es el principal referente; y, por otro lado, significa una magnífica respuesta al desafío que globalización y postmodernidad oponen a la conciencia histórica, articulada desde un replanteamiento de la categoría de tiempo privativa del viejo Occidente. La propuesta de Pocock entraña una vuelta a la política e implica una decidida toma de postura en un momento en que la democracia constitucional se halla inmersa en una crisis que sólo la fortuna sabe en que parará.