A lo largo del siglo xx tomó cuerpo una iniciativa única en la historia de la humanidad. Los Estados, que desde Tucídides hasta Bismarck se habían caracterizado por su aspiración a la soberanía y la independencia, se unieron gradualmente para crear organizaciones internacionales con el fin de promover la paz, impedir las agresiones, regular los asuntos diplomáticos, elaborar un código legal internacional, fomentar el desarrollo social e inspirar un mundo de prosperidad. Así, y tras muchas vicisitudes, nació la ONU.
Largamente esperado, el trabajo de Paul Kennedy, uno de los historiadores con mayor prestigio de la actualidad, analiza esta estructura política fundamental del siglo xx desde las formas iniciales de organización internacional y sus funciones en el mundo de la posguerra hasta los principales acontecimientos y los problemas geopolíticos actuales, para proponer cómo debe transformarse la institución -frente a las nuevas amenazas para la seguridad internacional y el impulso del mundo global- durante el siglo XXI, pues es una urgente responsabilidad colectiva lograr que este «Parlamento» mundial de Estados funcione lo mejor posible ante los retos del futuro.
Opus dei, «obra de Dios» es la definición de la liturgia según la doctrina de la Iglesia católica. A primera vista, se refiere al ejercicio del ministerio sacerdotal separado de la praxis que gobierna las otras esferas de la vida. Pero se trata de una separación sólo aparente que encierra un arcano. Es en ello en lo que se centra la investigación arqueológica de Giorgio Agamben. Un modo de filosofar que sabe como ningún otro iluminar, en los conceptos más comunes, huellas escondidas, reveladoras de filiaciones insospechadas. Llegar a la esencia del «misterio del ministerio» significa entonces descubrir, tras haber vuelto a recorrer el proceso de elaboración teológica que se remonta al cristianismo primitivo, la importancia inmensa del officium -el término latino para «liturgia»-en la concepción misma de la modernidad en Occidente. La idea del ser, la ética, la política y la economía no tienen más paradigma que el del officium. Del funcionario al militante, la acción humana se ha configurado según el modelo de proceder del sacerdote, en el cual lo que es el hombre se reduce a lo que el hombre debe hacer. Una estrategia en la que el pensamiento sismográfico de Agamben registra las primeras fisuras.
«Nadie puede dejar de reconocer que Roma es inmensa, ejemplar, decisiva. Y en su dilatado paisaje histórico destacan irremediablemente algunas figuras singulares. Triunfantes con el favor de los acontecimientos o enfrentados a ellos y aplastados por el fracaso, se le imponen al lector con fuerza irresistible. Por eso era casi forzoso que alguien extrajera del vasto relato del sabio alemán algunas viñetas biográficas y las publicara por separado formando un pequeño libro de fácil y amena lectura como el que el lector tiene en sus manos [...]. Una galería de retratos como la que aquí se recoge suscita al punto en el lector una meditación sobre el papel del individuo en la historia». (Del prólogo de FRANCISCO SOCAS)