Publicado en los primeros meses de 1670 de forma anónima y con falso pie de imprenta, el “Tratado teológico-político” ocupa un puesto privilegiado no sólo en el sistema de Spinoza (1632-1677), sino también en la historia del pensamiento occidental. La aparición de la obra “una auténtica revolución intelectual” se produjo en un momento crucial, situado entre la reforma religiosa, que había conducido a la Paz de Westfalia, y las ya incipientes revoluciones políticas que desembocarían en el estado laico. Dos nociones corren paralelas a lo largo de toda esta obra que fue perseguida y prohibida por iglesias y sectas: “Por un lado, la necesidad de libertad de pensamiento, la cual sólo tiene cabida en un Estado democrático; por otro, la idea del Estado como poder supremo, único garante de la unidad y la seguridad y, en definitiva, del pacto social que lo constituye”.
Traducción y prólogo de Atilano Domínguez Basalo
El Zohar es, sin duda alguna, la obra más famosa del pensamiento místico universal, y de la Cábala en particular. Sus enseñanzas influyeron en el pasado y repercuten actualmente en todas las religiones conocidas. Rabí Shimón Bar Iojai y sus alumnos, fuera del espacio y del tiempo, analizan, investigan y desmenuzan los temas más profundos y herméticos de la existencia humana, tal como la creación del mundo conocido y de todos los mundos espirituales que le precedieron, el origen, la conformación de las almas y sus reencarnaciones, la vida después de la muerte o el sentido de lo Masculino y lo Femenino.
Compuesta entre el 330 y el 323 a.C., la "Política" se puede considerar en lo esencial como una de las últimas obras de Aristóteles (384-322 a.C.). En ella, el que fuera preceptor de Alejandro Magno y discípulo de Platón se erige en defensor de la "polis" tomando en consideración sus posibilidades históricas y sus grandes realizaciones civilizadoras. Frente al desarraigo y el exacerbado individualismo dominantes en la Grecia de la época, y contra los que creen en el buen salvaje, Aristóteles hace hincapié en el carácter social del hombre -definido como «animal cívico»- y en el fundamento natural de la ciudad -anterior por naturaleza a la familia y aun a cada individuo-, valorándolos como un logro insuperable de la civilización griega frente a las rudas formaciones políticas de las tribus bárbaras.