La prosperidad del mal es un sorprendente viaje que muestra cómo la economía da vida a la sociedad. Un inmenso fresco que va desde el Imperio Romano al de Hollywood, de la crisis de los años treinta a la de las hipotecas subprime, de la Alemania del káiser a la China contemporánea. El propósito de Cohen es responder a una p regunta: ¿cómo Occidente, que ha sacado a la humanidad de su situación de hambre y de miseria, ha podido acabar sumido en dos guerras mundiales? ¿Cuál es el defecto, el vicio oculto, que ha aniquilado Europa? El mundo se occidentaliza además hoy a toda velocidad. ¿Podrían repetirse las tragedias europeas en Asia u otros lugares? ¿Logrará el planeta evitar un nuevo suicidio colectivo, esta vez ecológico? En definitiva, ¿sabe el capitalismo a dónde arrastra al mundo?
Los textos que recoge este volumen transcriben conferencias y charlas pronunciadas por Erich Fromm durante la última
década de su vida. En ellos expone su concepto de la interpretación entre doctrina y vida, una vida que para él supone un continuo renacer. Sin embargo, nos dice Fromm, la tragedia es que la mayoría de nosotros morimos antes de haber empezado a vivir.
Qué significa ser obediente a la naturaleza humana y al objetivo de la sociedad, y desobediente a todo tipo de ideales e ideologías políticas: he aquí el problema central de este conjunto de ensayos, reunidos por el autor poco tiempo antes de su muerte, en 1980, un manifiesto personal que sintetiza las ideas fundamentales de uno de los más importantes psicólogos y sociólogos del siglo XX. Fromm expone aquí su concepción de los requerimientos básicos para una vida humana plenamente realizada (necesidades de relación, de enraizamiento, de trascendencia y de identidad), y critica las estructuras sociales que obstaculizan su cumplimiento. Describe cómo las naciones técnicamente avanzadas han logrado un nuevo tipo de individuo -el homo consumens, un hombre consagrado a la posesión y al consumo, pero solitario, aburrido y ansioso: un hombre-organización peligrosamente obediente-y afirma que tanto el capitalismo como el comunismo totalitario se mueven hacia una burocracia industrial negadora de la vida, el primero por ignorar, y el otro por traicionar, los ideales de un socialismo auténticamente humanista en el cual los individuos prevalezcan sobre las cosas, la vida sobre la propiedad y el trabajo sobre el capital.