Salvaje, voraz y creativa: así fue la vida de la pintora Suzanne Valadon. Hija de una lavandera viuda, hizo y fue de todo antes de dedicarse a la pintura: modista, obrera, florista de una funeraria, camarera, acróbata, modelo… Pero, en aquel Montmartre parisino de finales del siglo XIX e inicios del XX, en un momento en el que las mujeres quedaban relegadas al salón burgués, al claustro conventual, a la máquina proletaria o al lecho prostibulario, Suzanne no se dejó encasillar. Modelo de algunos de los artistas más aclamados de la primera modernidad, como Renoir, Degas o Toulouse-Lautrec (quien la bautizó tal como ahora la conocemos), no tardó en convertirse ella misma en una afamada pintora. Así, entre lienzos, amantes y alcohol, consiguió salir de la extrema miseria en la que había vivido hasta el momento y comenzó a disfrutar del reconocimiento de los exigentes círculos artísticos parisinos y de una notable fortuna que no le preocupó malgastar antes de morir. Entretanto, pintó su vida de colores, se la comió a mordiscos y se la bebió de un tirón.
Olivette Otele nos descubre una historia jamás contada: la de la profunda huella de los africanos en Europa, que reconstruye a través de semblanzas tanto de figuras prominentes ―Septimio Severo, san Mauricio, Jacobus Capitein, Juan Latino, Manga Bell, Paulette y Jane Nardal…― como de la gente corriente. Esta deslumbrante herencia, ignorada durante siglos, nos revela antiguos y diversos vínculos entre ambos continentes y arroja luz sobre cuestiones vigentes hoy en día, como el racismo, la identidad, la ciudadanía, el poder y la resiliencia. Olivette Otele es investigadora y docente en la SOAS University de Londres. Es experta en historia colonial europea y sus aportaciones en este campo son reconocidas internacionalmente. Fue vicepresidenta de la Royal Society of History y colabora regularmente con medios como The Guardian y la BBC.
A orillas del Danubio, un memorial escultórico con una hilera de zapatos abandonados conmemora a las víctimas de la masacre perpetrada por los nazis en Budapest, hacia finales de la Segunda Guerra Mundial. Les obligaron a descalzarse para aprovechar el cuero antes de dispararles frente al río. La historia (casi) nunca se ha quitado los zapatos: desde la sandalia neolítica hasta el tacón de cuña de Salvatore Ferragamo o el actual barefoot, hace más de diez mil años que el ser humano lleva calzado. Los zapatos han pasado de tener un significado meramente utilitario y un simbolismo religioso a convertirse en símbolo de poder y estatus; nos hablan de un modo de vivir y de pensar y revelan los usos sociales, los criterios estéticos, los modelos de producción y también las tragedias de cada época. Este libro muestra la evolución de las figuras más representativas del mundo del calzado a lo largo de la historia. Artesanos zapateros, fabricantes industriales, diseñadores de lujo y marcas deportivas, junto con sus clientes más ilustres, han ejercido siempre una enorme influencia cultural, inspirando los modelos de zapato que encontramos en la pintura, la literatura y el cine, y dictando el calzado que usarán generaciones enteras.