Durante el siglo XX, las controversias sobre el funcionalismo en arquitectura oscilaron entre los polos de los hechos y los valores, y la tendencia moderna a ponderar los hechos sobre los valores fue muy polémica desde el principio. La premisa que ha motivado este libro es la desaparición del término «función» en los discursos arquitectónicos actuales y su caída en el desprestigio. En su lugar, preferimos hablar de performance, traducible como «comportamiento», «desempeño» o «rendimiento». Sin embargo, performance se ha vuelto un término tan polisémico, ambiguo y polémico como lo fue el término «función» en la modernidad: es un significante vacío que debe repensarse junto a su contraparte crítica, la «representación», que es vista hoy con la más alta suspicacia.
Nunca se ha celebrado tanto el propio bienestar y la autoestima, sin culpas ni vergüenzas ni otros atavismos de una vetusta moral burguesa con raíces religiosas que van perdiendo fuerza. Pero, si somos más libres y felices que nunca, ¿por qué sentimos tanta fragilidad y frustración? Si se nos incita al "empoderamiento", ¿por qué se ha generalizado la impotencia, la ansiedad y la depresión? Paula Sibilia analiza cómo la hipocresía de la modernidad (que premiaba la virtud y castigaba sus faltas, aunque disimulaba con pudor toda suerte de deslices) ha sido reemplazada por un nuevo tipo de cinismo, que se expresa en fenómenos perturbadores como la posverdad, las fake news, los trolls o los haters. ¡Tú puedes!, incita eufórica la época, o Just do it, excita la publicidad, capitalizando al deseo bajo la dinámica del consumismo y del espectáculo.
Bosques, selvas y humedales en llamas. Poblaciones perdidas bajo inundaciones imprevistas. La diversidad de flora y fauna de grandes zonas diezmada por los efectos irreversibles de la contaminación. Fortunas inconmensurables concentradas en las manos de unos pocos, en un mundo donde millones de personas pasan hambre. Infinidad de vidas perdidas a diario. No se trata de escenas de una película catástrofe: son las imágenes reales que nos llegan de manera cotidiana, desde todos los rincones del planeta. De este planeta, que está colapsando. Después de dejar pasar grandes oportunidades, la puerta a un hábitat sustentable se ha cerrado. Hoy enfrentamos las consecuencias de un cambio climático descontrolado y empezamos a vivir el agotamiento de los recursos naturales. En otras palabras, no se trata de un dilema para las próximas generaciones, sino que ya mismo estamos presenciando el desmoronamiento de la civilización industrial. ¿Qué nos espera en los años venideros?