"Pura lujuria" es una de las obras mayores de Mary Daly (1928-2010), pensadora feminista radical y una de las primeras doctoras en teología católica que ha enseñado en una facultad de teología como el Boston College. Autora profundamente crítica con una civilización patriarcal caracterizada por la violencia y el odio a la Naturaleza, Mary Daly manifiesta en el título mismo de esta obra el nexo que se establece entre la biofilia y la lujuria "pura" en el sentido de energía fecunda y creadora (aspecto ecofeminista) opuesta a la concepción fálica de la lujuria. Trabajando la etimología de las palabras, creando términos que transforman la percepción de la realidad, desmontando símbolos inadecuados, recuperando la memoria de las diosas y las madres y superando los presupuestos de género tradicionales, Daly busca otro futuro posible en lo salvaje de la conciencia.
Se dice que, mientras cumplía una condena de dos meses en la prisión de Holloway por arrojar piedras contra las ventanas de los políticos que se negaban a reconocer el derecho al voto de las mujeres, se pudo ver a Ethel Smyth dirigiendo a través de los barrotes de su celda, con el cepillo de dientes a modo de improvisada batuta, una interpretación de La marcha de las mujeres, el himno que poco antes había compuesto para el movimiento sufragista. La anécdota retrata a la perfección el carácter de la que fuera una de las voces femeninas más celebradas de la música clásica occidental: autora de más de diez libros de memorias, seis óperas y una rica variedad de piezas corales, orquestales o de música de cámara, Ethel Smyth combinó su pasión por la música con el compromiso feminista y fue testigo y protagonista de algunos de los principales hitos de la historia europea de los siglos XIX y XX.