Con rapidez inusitada, las nuevas tecnologías están transformando sustancialmente nuestros hábitos. La relación de los seres humanos con las máquinas es cada vez más íntima y dependiente, y la Tierra, un planeta cada vez más cibernético. La implantación del sofisticado sistema de redes inalámbricas de quinta generación (5G), mucho más veloces, pretende ofrecernos un omnipresente internet de las cosas y la integración de la realidad virtual en nuestras vidas, pero entraña una considerable radiación electromagnética invisible en toda la naturaleza viviente. Este desafío sin precedentes para la vida humana y natural se está desarrollando sin ningún tipo de consciencia moral ni espiritual, con el único fin de obtener beneficios y dominar el mundo. Tras analizar pormenorizadamente este inquietante contexto, Jeremy Naydler concluye que sólo reafirmando los valores esenciales de lo humano y de la naturaleza, como esencia de la vida, podremos hacer frente a un futuro cada vez más incierto.
Mentimos hasta con el silencio. La mentira es la mejor expresión del desarrollo cognitivo del hombre.
No es mi interés hacer una apología a la mentira ni un panegírico a la verdad. La vida social es insostenible sin la mentira, como lo es la vida selvática sin las garras, sin dientes y sin caparazón. La sociedad no está preparada para sustentar su existencia solo en el imperio de la verdad. La lucha por la verdad no es una lucha por el apego y respeto a la realidad, sino que es una batalla por el poder, la sobrevivencia y el placer.
La capacidad humana más elevada no está en condiciones de representar la realidad con todas sus propiedades. El lenguaje no tiene como función principal solo describir la realidad, sino que también fabricarla. La palabra más allá del uso simbólico para la comunicación, es un instrumento para hacer catarsis...
Estamos, permanentemente, confundiendo el proceso simbólico para representar el mundo con las propias fantasías. Pero, para ser creíbles tenemos que creer en nuestras propias mentiras. La gran estrategia de la mentira está en mentir respecto a que mentimos.
Comúnmente investigamos para comprobar nuestras hipótesis, escasamente buscamos informaciones que refuten nuestras creencias. Pocos hombres aceptan sin regatear verdades alejadas de sus creencias.
El hombre prefiere una ilusión jocosa a una verdad molestosa. Las ilusiones son refugios mentales en donde nos escondemos de realidades amargas.
La mentira no es mala si se usa para el bien; la verdad no se puede defender cuando su propósito es destruir. La sinceridad Suele confundirse con la crueldad