Como continuación de la primera entrega de la Biblioteca Clásica Gredos dedicada a los discursos de Cicerón, este volumen completa sus famosas Verrinas, los alegatos que en el año 70 a. C. condenaron a un destacado miembro de la nobilitas por su vergonzosa gestión en el gobierno de Sicilia. Para el gran orador, este juicio supuso un gran salto adelante en su vida pública y política. Para la literatura, estos textos son un hito de la prosa latina, no solo por su despliegue retórico, sino también por su exquisitez literaria. Publicado originalmente en la BCG con el número 140, este volumen presenta la traducción de la segunda parte de las Verrinas de Cicerón, realizada por José María Requejo.
Una figura como la de Cicerón es de las que, por sí solas, sirven para llenar un siglo. Y si en la vida pública no tiene el genio de un César o un Augusto, en la oratoria y —en un sentido amplio— en la vida intelectual y artística no tiene parangón en su época. Pero no se trata sólo de que Cicerón sea el primer orador de su tiempo y de la historia de Roma: es que nuestro autor es el creador de una prosa ya capaz de expresar tanto las complejidades del pensamiento abstracto cuanto el equilibrio, gracia y frescura indispensables para una verdadera prosa artística.
Dentro de la vasta producción aristotélica, la Retórica es uno de sus dos grandes tratados sobre el arte. En concreto, el texto analiza esta disciplina lingüística siguiendo el método lógico y la erige en instrumento fundamental de la filosofía práctica, en tanto que necesaria para la persuasión. Con ello, Aristóteles presenta una completa arquitectura para la retórica, que se convierte en un estudio sobre el lenguaje que va más allá del examen de conceptos, y ofrece un campo de reflexión con enormes consecuencias para la vida humana.