Los romanos se consideraban los más piadosos de los hombres, y religiosa es sobre todo la base que justifica sus relaciones diversas con otros pueblos. Esta obra, centrada en el ritual como elemento nuclear de la religión romana, analiza las diversas modalidades del cultus deorum, que resume la relación entre hombres y dioses, los dos polos que estructuran la civitas romana (incluyendo la visión emic de autores como Varrón o Cicerón), así como las diversas vías de análisis mediante las cuales la historiografía moderna ha abordado los problemas planteados por la documentación existente, desde el modelo de la religión cívica al de la “individualización religiosa” o a los nuevos enfoques cognitivos, espaciales o materiales. Se plantean las líneas claves en las transformaciones religiosas, sus agentes y contextos, y se analizan finalmente las identidades religiosas en el marco de la globalización imperial.
Durante las últimas dos decadas se ha librado una batalla ideológica por el legado político y el simbolismo cultural de los piratas de la edad de oro que vagaron por los mares entre las islas del Caribe y el Oceano Índico entre 1690 y 1725. Se los describe como villanos románticos por un lado y como autenticos rebeldes sociales por el otro. Bajo la bandera pirata de Gabriel Kuhn examina el significado político y cultural de estos forajidos nómadas relacionando los relatos históricos con una amplia gama de conceptos teóricos: desde Marshall Sahlins y Pierre Clastres hasta Mao-Tse Tung y Eric J. Hobsbawm a traves de Friedrich Nietzsche y Michel Foucault. Se analizan y contextualizan los significados de raza, genero, sexualidad y discapacidad en las comunidades piratas de la edad de oro, así como las formas de organización, economía y etica de los piratas.
George Orwell percibió hace muchos años que quienes amenazan nuestros derechos y libertades anhelan expropiar también nuestro lenguaje. La corrección política, versión posmoderna del totalitarismo, es, efectivamente, lo más parecido que hemos visto al siniestro Ministerio de la Verdad que imaginó en 1984. Ya no es el pueblo el que decide qué pensar y qué decir, sino que una élite ilustrada se lo impondrá desde el poder político, la educación, la cultura y los medios de comunicación. Pretenden establecer ellos por su cuenta una “nueva normalidad”, nada menos. En su Diccionario incorrecto de la nueva normalidad, Carlos Rodríguez Braun desafía los bulos del pensamiento único y nos invita a que resistamos frente a las opresivas, pacatas y ridículas pretensiones uniformizadoras de la casta gobernante.