En esta edición revisada de Alquimia y religión, Raimon Arola amplía el volumen original con sus investigaciones acerca de «lo oculto», situando este concepto como lo que está detrás de un velo, alejándose así de lo que se conoce como ocultismo, el movimiento del siglo XIX, que, en general, fue una degeneración de las ciencias tradicionales. En la primera parte del libro se incide en el estudio de la alquimia tal y como se conformó en la Edad Moderna, en especial a partir de Paracelso, cuando se convirtió en el lugar donde algunos sabios concentraron un tesoro de conocimiento y desarrollo espiritual que, según ellos, debía llegar a convertirse en el núcleo interior y secreto de la tradición cristiana, así como el impulso necesario para una reforma religiosa. Con el racionalismo que se impuso en Europa a finales del siglo XVII, a esta ciencia o arte se la encerró en un cajón de sastre ;ocultismo, espiritismo, esoterismo, etc.; y se la consideró como algo ajeno a la religión. Sin embargo, tras la aparente locura de los antiguos alquimistas se esconde una enseñanza que merece ser tenida en cuenta por los filósofos e historiadores de las religiones, de las artes y de las ciencias actuales. Sus postulados esclarecen registros y modos del ser humano que han permanecido olvidados o enmarcados en campos disciplinares ajenos a la vida del espíritu. Con este olvido, se ha marginado del pensamiento occidental su universo simbólico más íntimo, expresado básicamente por medio de imágenes.
Redescubiertos en los años 1960, La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica y (en menor medida) la «Pequeña historia de la fotografía» han alcanzado el estatuto de clásicos y se han convertido en referencia insoslayable en los campos de la reflexión estética, la filosofía de la imagen, la teoría de los medios o los estudios culturales de las últimas décadas. Sin embargo, como apuntan los editores del volumen en su iluminadora introducción, sólo en conjunción con las reflexiones del propio Walter Benjamin sobre la ruptura de tradición y las transformaciones de la experiencia, así como con la vivencia epocal de su generación, marcada por la Gran Guerra, y la necesidad de responder al auge del fascismo en Europa también en los terrenos de la cultura y el arte, es como se puede abarcar cabalmente el sentido de estos textos. Además de estas dos piezas seminales, completan el libro los ensayos «Carta de París II: Pintura y fotografía» y «Experiencia y pobreza», que aporta agudísimos atisbos respecto a la relación entre el desarrollo tecnológico y la experiencia humana.
Después del éxito deWoke, Titania McGrath lleva su talento al ámbito de la no ficción infantil. Dirigido a activistas de entre seis meses y seis años de edad,Mi pequeño libro de activismo interseccional contribuirá a educar a una nueva generación progresista con sus explicaciones sobre la identidad de género, el cambio climático, cómo discutir con criptofascistas... y en una serie de originales y conmovedores capítulos, ejemplifica estos principios en una serie de grandes personalidades de la historia que son una fuente de inspiración: Meghan Markle, Hillary Clinton, Jack Dorsey, Linda Sarsour, Iósif Stalin...