El renombrado neurocientífico Joseph LeDoux indaga en la historia natural de la vida en la tierra para brindar una nueva perspectiva sobre las similitudes entre nosotros y nuestros antepasados. Esta revisión de la evolución en la Tierra arroja nueva luz sobre cómo evolucionaron los sistemas nerviosos en los animales, cómo se desarrolló el cerebro y qué significa ser humano.
En Una historia natural de la humanidad, LeDoux sostiene que la clave para comprender el comportamiento humano radica en ver la evolución a través del prisma de los primeros organismos vivos. Al tiempo que rastrea la cadena evolutiva a lo largo de los años, muestra cómo incluso los primeros organismos unicelulares tuvieron que resolver los mismos problemas a los que nos seguimos enfrentando en nuestro día a día. Asimismo, LeDoux explora nuestro lugar en la naturaleza, cómo la evolución de los sistemas nerviosos mejoró la capacidad de los organismos para sobrevivir y prosperar, y cómo el surgimiento de lo que los humanos entendemos como conciencia hizo posible nuestros mayores y más horrendos logros como especie.
Nos gusta pensar que el futuro depende de nosotros mismos, pero la realidad es distinta: la Inteligencia artificial es la mano invisible que mueve los hilos de nuestra vida. Su potencial es ilimitado y, puesto al servicio de un bien común, nos permitiría encontrar la solución a los mayores desafíos de nuestro siglo. Pero ¿qué ocurre cuando ese poder recae en un pequeño grupo de personas?
Nuestro destino está hoy en manos de nueve grandes empresas de Estados Unidos y China. Por un lado, Amazon, Google, Apple, IBM, Microsoft y Facebook, que tienen grandes ideas sobre cómo resolver los mayores desafíos de la humanidad, pero que obedecen órdenes de sus accionistas. Por el otro, las empresas Baidu, Alibaba y Tencent cuyas acciones van ligadas al partido comunista chino. Y, en medio, nosotros. Las fuerzas externas que ejercen presión sobre esos nueve gigantes de tecnológicos conspiran en favor de sus propios intereses económicos y políticos.
La novela biográfica El ángel rojo cuenta la historia de Melchor Rodríguez García, delegado especial de prisiones de la II República española. Sevillano de nacimiento, Melchor Rodríguez fue un anarquista que prefería «morir por las ideas, nunca matar por ellas», y que demostró gran humanidad en la guerra civil española, salvando la vida de numerosos enemigos. Mientras en el lado franquista se exacerbaba la represión, Melchor lograba imponer el orden en la retaguardia republicana, parando las sacas de las cárceles, los paseos y los fusilamientos. Nombrado después concejal del Ayuntamiento de Madrid, le cupo la triste tarea de hacer entrega del consistorio a las tropas vencedoras a finales de marzo de 1939. Condenado por el nuevo régimen, cumplió cinco años de una condena de veinte. Hasta el final de sus días siguió siendo libertario. En total, Melchor estuvo 34 veces en la cárcel con la monarquía, la república y el franquismo. Su entierro, en febrero de 1972, consiguió unir a dos Españas irreconciliables: anarquistas y miembros del régimen que él había salvado en la guerra.