Escombros, ceniza y huesos, esto son los restos que a menudo nos encontramos al explorar un antiguo campo de batalla o las ruinas de una aldea, tierra arrasada que esconde miles de historias, desde los últimos suspiros de un soldado caído a los gritos ahogados de una familia asolada por la guerra. A menudo el rápido suceso de acontecimientos que comprendemos como historia nos ha entumecido a estas realidades traumáticas, desvinculándonos de la violencia y sufrimiento que abarca y que raras veces nos conmociona.
Solemos olvidar que detrás de la destrucción y la barbarie se encuentran personas, sus recuerdos y esperanzas silenciados por el filo de una espada; relatos humanos recurrentes que hacen de la historia algo palpitante y tangible.
Con la arqueología como herramienta, Alfredo González-Ruibal nos ayuda a afinar el oído, a escuchar estos susurros y descifrar sus relatos de violencia y agresión, acercándonos a la realidad sin los tintes opacos de la guerra o la ideología. Son precisamente estos últimos vestigios los que hablan con mayor elocuencia sobre nuestra naturaleza y su perturbadora inclinación a la destrucción.
Sobre el nacionalismo se escribe mucho: a favor, los que aspiran a tener un Estado propio; en contra, los que ya lo tienen. De nacionalismo habla este libro, pero en otro sentido, porque cuestiona toda forma de pertenencia, llámese esta Estado, Patria o Nación. El libro arranca con una mención de la torre de Babel. Aquella gente quiso construir una ciudad monolítica que fracasó porque no se pudo impedir que se hablara y pensara por su cuenta. Se insinúan ahí dos modelos de convivencia: el de la ciudad cerrada, apegada a la tierra, o el de la dispersión que siguió tras el fracasado experimento. La humanidad no aprendió la lección. Pensó, con Aristóteles, que solo es humano el que pertenece a una polis e inhumano el apátrida. «Tierra de Babel» desmonta ese equívoco originario siguiendo la pista de la minoría que sí supo leer lo ocurrido convirtiendo la diáspora en forma de existencia. En un momento como el actual donde el Estado da signos de agotamiento, porque hay emigración y porque hubo Auschwitz, la diáspora se presenta como la alternativa posnacional al nacionalismo.
En los cuatro años transcurridos desde Manual de resistencia, Pedro Sánchez ha formado el primer Gobierno de coalición de la historia reciente de España, ha liderado el país durante una pandemia, una guerra en Ucrania y sus consecuencias económicas en toda Europa, y ha lidiado con otras muchas crisis, como la erupción de un volcán en La Palma.
Pese a todas las dificultades, en esta pasada legislatura se han sentado las bases de grandes transformaciones, con el medio ambiente, la lucha contra la desigualdad y la transición digital como ejes principales. Se trata de cambios que requieren maduración, coherencia en las políticas y constancia para consolidarse. En el futuro se abre un panorama complejo, con numerosas incertidumbres, en el que está en juego algo tan elemental como el avance o el retroceso de nuestro país.
Ante una derecha cada vez más escorada y más ruidosa, este libro —una crónica en primera persona que abarca hasta la noche electoral del 23 de julio de 2023— es una apelación, sin intermediarios, a la ciudadanía. Aborda la acción de Gobierno, pero también «lo que es posible lograr como nación en el futuro: pasar de la resistencia a esa tierra firme que España alcanzará cuando culminen todas las transformaciones ya en marcha».