Este libro podría haber tenido otros títulos, pero acaso este, A propósito de Ferlosio, más genérico, sea el más fiel a un ensayo urdido en torno a una intimidad moral. Entre la historia literaria y la intelectual, estas páginas interpretan (temeraria, aunque cuidosamente) la trayectoria de Rafael Sánchez Ferlosio a la luz de las transformaciones que tuvieron lugar en un tramo que va de finales de los años cuarenta a principios de los noventa; de ahí que su protagonista vaya saltando de la voz solista al coro, unas veces desgajado y otras diluido en la peripecia de otros hijos de la élite vencedora de la Guerra Civil. El trauma de una culpa heredada jamás remitió e impuso exorcismos que oscilaron entre la ruptura -siempre estruendosa- y la reformulación; entre el apego sentimental a modelos aprendidos en casa y el repudio de los valores que llevaban adheridos. Su obra es inexplicable sin esos fantasmas, que determinaron en la sombra numerosas obsesiones, como la meditación sobre la historia, la tradición o, en fin, sobre los espinosos modos de recuperar el pasado. Hay más en estas páginas, pero en última instancia tal vez todo pase por las vicisitudes y ambiciones de un pensador embargado por la culpa y el anhelo de perfección.
Este no es un trabajo hecho al azar, o con prisa, sino elaborado con las intención que sea de provecho, no solo a personas católicas, sino también a creyentes de diferentes doctrinas.
Con este libro, la autora te concede el permiso de evaluar sus vivencias y te reta a identificar tu propio proceso en el
caminar de fe. Esta obra inicia diciéndote: “siéntete libre de juzgar esta narrativa como una experiencia de vida más. Sin
embargo, puede ir más allá de una situación vivida por ministros o lideres cristianos; me ocurrió a mí y puede ser
también tu historia”. La transparencia, humildad y como la autora entrega su historia, da peso a sus afirmaciones y
argumentos encendiendo una luz de verdad divina sobre la condición del pueblo de Dios en estos tiempos.