Venimos al mundo para habitar un escenario y representar como actores un guion escrito mucho tiempo atrás, en un pasado que nunca es definitivamente pasado. El escenario de nuestra vida es el mundo interpretado a través del lenguaje y de unos rituales y gestos heredados, y en el que la presencia espectral de los ausentes nos acerca al vértigo de un abismo que a la vez nos atrae y nos repele. A pesar de nuestro empeño por aferrarnos a certezas, y a toda suerte de referencias vitales fijas y estables, siempre nos acecha la experiencia de lo sombrío y lo inhóspito. Porque tal vez no seamos otra cosa que la trama de historias y relatos que nos contamos a nosotros mismos, Joan-Carles Mèlich reivindica en este espléndido ensayo la vida entendida como representación o drama, es decir, abierta al dolor y el abandono, pero también a la transformación constante y a la sorpresa de lo imprevisible. Y más allá del Sentido, la Razón y el Logos que la metafísica tradicional nos proponía como consuelo y guía, esta obra nos habla de un yo corpóreo, vulnerable y de naturaleza ficcional, pero que, como Molly Bloom al final del Ulises, se atreve a decir, incuestionablemente, sí.
Aunque hoy casi nadie lo recuerde, Marcel Proust escribió En busca del tiempo perdido, gracias a una extraordinaria capacidad de percepción que le permitió ver lo que nadie pudo. Sus contemporáneos lo consideraron un «médium despierto» y hablaron de él en términos que hoy lo vinculan a los fenómenos psíquicos. Este hecho demostrado en las páginas de este estudio fue silenciado por la crítica literaria... hasta ahora.
Telepatía, clarividencia y premonición son temas que impregnaron la mirada de una de las más grandes obras de su tiempo. El poder evocador de nombres, lugares y cosas, incluso su proyecto de viajar en la memoria para encontrarse con el origen de todo, se desvela como la aventura de una conciencia expandida. El escritor y las ciencias psíquicas reivindica esa capacidad, la contextualiza y aporta una visión más completa que nunca de la mente de Proust.
Imagen de la seducción y del éxito, la riqueza y la fama, Julio Iglesias ha alcanzado una celebridad a escala global como ningún otro español –con la excepción de Dalí y Picasso– ha conseguido en nuestro tiempo. Su carrera, sin embargo, ha estado atravesada de contradicciones: con más impacto popular que aprobación de las elites culturales, Iglesias ha sido criticado por sus méritos artísticos, sus alineamientos políticos, sus manejos económicos o su condición de latin lover.
Prosista de referencia en el español actual, Peyró se acerca por primera vez a la cultura popular con un retrato biográfico de Julio Iglesias desde sus comienzos marcados por la enfermedad hasta la consagración en Europa y América y su última conversión en meme. Al narrar la construcción del personaje, el libro se erige, también, en relato de cincuenta años de vida social española y en parábola de la evolución de nuestra sociedad desde el tardofranquismo hasta nuestros días. En la estela de las vidas de Pla y Maurois, de Chesterton o Evelyn Waugh, El español que enamoró al mundo busca redescubrir el arte del perfil en un libro con la intensidad propia del periodismo y el placer que solo da la literatura.