En la actualidad vivimos en una sociedad que ha desarrollado una fobia al dolor, en la que ya no hay lugar para el sufrimiento. Este miedo generalizado se refleja tanto en lo personal como lo social, e incluso en la política. El imperativo neoliberal «sé feliz», que esconde una exigencia de rendimiento, intenta evitar cualquier estado doloroso y nos empuja a un estado de anestesia permanente. Como en La sociedad del cansancio, Byung-Chul Han parte del supuesto de que en Occidente se ha producido un cambio radical de paradigma. Las sociedades premodernas tenían una relación muy íntima con el dolor y la muerte, que enfrentaban con dignidad y resignación. Sin embargo, en la actualidad, la positividad de la felicidad desbanca a la negatividad del dolor, y se extiende al ámbito social. Al expulsar de la vida pública los conflictos y las controversias, que podrían provocar dolorosas confrontaciones, se instaura una posdemocracia, que es en el fondo una democracia paliativa.
En esta vibrante y apasionada narración, el prestigioso historiador Pedro Ángel Fernández Vega nos presenta el belicoso panorama político durante la República clásica. En ese escenario histórico se desenvuelven líderes romanos populistas, conservadores, fi lo he le nos, cesaristas y a da li des de la lucha contra la corrupción, hombres carismáticos que agitarán en su favor los resortes democráticos de las asambleas populares y escudos sus actos en la religión oficial, pero que también serán capaces de establecer concordias para combatir al enemigo común. La sombra de Aníbal es la historia de los líderes que lucharon por su gloria y por la salvación y la grandeza de Roma.
La tecnocracia o gobierno de los técnicos es un fenómeno característico del último siglo de nuestra historia. Sin embargo, el desempeño de una ténica determinada en la función pública es un rasgo del hombre político que siempre se ha manifestado a lo largo del tiempo. Fue a raíz de la crisis financiera de 1929 cuando surgieron nuevos teóricos que postularían una creciente profesionalización en las tareas gubernamentales, gestionadas por expertos. El intento por equiparar la actuación de aquellos gabinetes con los criterios de industriales e ingenieros, sentó un precedente para dotar a la Administración de un sentido empresarial en su funcionamiento. El desarrollo y la aplicación de estas ideas en el mundo hispánico, coincidiendo con el período de entreguerras y la posterior bipolarización internacional, originaron modelos propios. La pretensión de conciliar los presupuestos de la hispanidad tradicional en la concepción de la sociedad y del Estado con la modernización económica, fue uno de los objetivos que se desgranan en estas páginas a partir de varios casos particulares. La retrospectiva en otras épocas como fuente de inspiración acabaría por articular distintos sistemas tecnocráticos, adaptados a cada espacio y circunstancia, pero con un fundamento ideológico compartido, como bien analiza esta obra.
En este libro clave de Cioran, los lectores se reencontrarán con su voz irónica, serena y al tiempo desesperada. El autor se enfrenta con lucidez al pragmatismo acrítico, y escribe con mirada perpleja sobre Occidente, el destino histórico de pueblos «extremos» como España o Rusia, el significado del exilio para el escritor, la tarea de crear, la soledad, la locura y la muerte. Aunque a primera vista el nihilismo de Cioran parece severo y hastiado, su energía y sus contradicciones resultan profundas, poderosas y muy estimulantes.
¿Mostró el Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias una deriva autoritaria desde el inicio de su legislatura? ¿La pandemia le ofreció la oportunidad de acumular todo el poder para cambiar el régimen por la puerta de atrás, constituirse como casta política hegemónica y transformar la sociedad para gobernar en exclusiva? Los autores, la periodista y diputada de la Asamblea de Madrid Almudena Negro y el politólogo Jorge Vilches, están convencidos de ello. Afirman que se trata de la tentación totalitaria que acompaña a toda ideología izquierdista y enumeran los pasos del citado proceso: colonización del Estado y sus instituciones, cambio de leyes y códigos para satisfacer a sus socios «golpistas» e independentistas, asunción del discurso contra el orden constitucional, marginación a la oposición hasta tildarla de enemiga de la voluntad general y de la propia democracia, control de los medios de comunicación así como de la educación, erradicación de la independencia del poder judicial, ataque a la Corona y exhalación de un discurso violento y, en ocasiones, «guerracivilista»