Al comprar una casa en la isla de Hidra, la escritora Charmian Clift cumplió un sueño largamente acariciado: echar raíces en un puertecito de aguas cristalinas, luz cegadora y costumbres sencillas, lo más parecido a un paraíso en miniatura. Allí, Clift y su marido pronto ocuparon el centro de una comunidad de artistas y bohemios, soñadores y vagabundos que buscaban en Grecia una vida barata y sin ataduras, consagrada a la creación o a la vagancia. Entre ellos destacaría un todavía desconocido Leonard Cohen, al que el matrimonio acogió e inspiró con su ejemplo. Pero, como todo paraíso terrenal, el de Clift tenía un precio. Los días se le iban en poner coto al caos doméstico y en cuidar de sus tres hijos, los ingresos que generaban los derechos de autor eran exiguos, y las tabernas y el alcohol eran una distracción constante. Después de los pobres creativos llegaron los ricos y sus yates, y un buen día una legión de norteamericanos desembarcó en Hidra para rodar una película de Hollywood. Aquel rincón idílico se había convertido en una isla chic.
Los buscadores de loto es la crónica apasionante del nacimiento y la disolución de una utopía, de una época efervescente en la que Hidra fue un laboratorio social y artístico en el que experimentar con formas de vida distintas, antes de que el turismo y la modernidad más ramplona interrumpieran un sueño que parecía eterno.
En agosto de 1914, la historia de la humanidad cambió su curso. Después de un largo período de engañosa calma, ese mes de verano tronaron los cañones en Europa y empezó la Gran Guerra. Con el estallido del conflicto, ya no hubo vuelta atrás: se abrió un abismo entre un mundo que moría y otro que marcaría el devenir del convulso siglo XX.
Gracias a una increíble labor de investigación y una asombrosa capacidad narrativa, Barbara W. Tuchman alumbró el mejor libro sobre la Primera Guerra Mundial —y uno de los Pulitzer de no ficción más renombrados—, indispensable para entender el mundo que se abrió hace 100 años con el final del conflicto.
Los cañones del atardecer es una impresionante epopeya sobre el fin de la segunda guerra mundial en Europa, desde Normandía hasta la rendición en Berlín, con la que Rick Atkinson completa su monumental Trilogía de la Liberación, que se inició en 2002 con Un ejército al amanecer, galardonado con el Premio Pulitzer, y siguió en 2007 con El día de la batalla.
Atkinson, nacido en una familia de militares y distinguido en 2010 con el premio Pritzker, el más prestigioso de los que se conceden a la literatura sobre temas militares, ha dedicado años a investigar en los más diversos archivos, con un interés especial por la documentación personal de los dirigentes militares, lo que le permite contarnos una historia distinta a la habitual de los “libros de guerra”, donde no sólo se nos muestran aspectos ignorados hasta ahora de algunos acontecimientos que pudieron haber mudado el curso de la historia, sino que se presta una especial atención a la vertiente humana de la guerra: a esa combinación de nobleza, maldad y sufrimiento que marcó las vidas de millones de seres humanos y pervivirá para siempre en la historia.
Gilbert K. Chesterton (1874-1936) fue como personaje y persona casi tan interesante como escritor. De ahí que sean numerosísimos los testimonios, memorias y biografías relacionadas con nuestro escritor. Entre las biografías más interesantes dedicadas nunca a Chesterton, está esta de Ada Elizabeth Jones, más conocida como Mrs. Cecil Chesterton, quien redactó estas memorias en el Londres bajo los bombardeos de la II Guerra Mundial. Ella misma, que vio muchas veces los aviones nazis volar sobre la capital, tuvo que escapar de su casa, porque una bomba amenazaba arruinarla. Con evidente peligro, volvió a su domicilio para rescatar el manuscrito que hoy el lector tiene en su mano.
Las utopías han sido siempre un faro de esperanza al recrear la visión de sociedades perfectas y prometer un horizonte de igualdad y armonía. Sin embargo, cuando los paraísos terrenales han intentado materializarse, lejos de ser cielos despejados, a menudo se han revelado como «cielos con colmillos», donde el anhelado edén se ha transformado en un infierno. Con una perspectiva enriquecida por las Humanidades que abarca la filosofía, el arte, la literatura, el cine y la música, Emilio Lara demuestra que, aunque la realidad muestre sus fauces afiladas y devore los intentos de edificar un mund idílico, la promesa de un cielo terrenal sigue siendo un motor ideológico y emocional para la humanidad.
¿Cuál fue el pensamiento de los primeros cristianos heréticos y heterodoxos? En esta obra, un especialista de la tallas del profesor Antonio Piñero nos muestra de un modo perfectamente estructurado, con gran sentido didáctico y, sobre todo, con un profundo rigor histórico, quiénes eran estos grupos, cuáles eran sus creencias y de qué modo, de entre todos ellos, un grupo doctrinal prevaleció sobe todos los demás.