Si bien es reconocido mundialmente como uno de los grandes novelistas del género histórico, y especialmente marítimo, Patrick O’Brian fue, en realidad, un gran contador de historias.
Publicada por primera vez en 1976, es ésta una biografía completa, exhaustiva, pero a la vez profundamente personal del gran pintor que fue Pablo Picasso, y la única que ha sabido apreciar plenamente los orígenes mediterráneos del carácter y el arte del artista.
Todo en Picasso, excepto su estatura física, era de una escala enorme. Jamás ningún pintor fue tan asombrosamente productivo y con tanta calidad; y tampoco ninguno consiguió ganar tanto dinero en vida con su obra. Nadie puede rivalizar con él en el interés del público, siempre ávido e insaciable. Y Patrick O’Brian, amigo personal de Picasso, lo conocía lo suficientemente bien como para captar la esencia real de su personalidad.
Para Juan Antonio Gaya Nuño, Picasso poseía un imán para los escritores. Ningún autor español o latinoamericano renunció a acercarse al pintor malagueño. En el 50 aniversario de su muerte, Jose Esteban ha preparado una extensa antología con textos dedicados al autor del Guernica por escritores hispanos que lo conocieron o lo admiraron, desde Ricardo y Pío Baroja a Antonio Gamoneda. La nómina es larga, e incluye nombres como Ramón Gómez de la Serna, tal vez el más picassiano de los escritores españoles, Jose Bergamín, Jorge Guillen, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Alejo Carpentier, Cesar Vallejo, Juan Perucho, Max Aub, Pablo Neruda, Luis Buñuel, Camilo Jose Cela… La atracción hacia la literatura de Picasso le llevó a ilustrar varios libros de arte de destacados creadores de su generación y su residencia parisina fue refugio habitual del exilio español, lo que facilitó, además, el contacto entre los literatos y el pintor.
En los últimos años la extrema derecha ha hecho todo lo posible por acelerar el calentamiento global, incluso un presidente estadounidense que lo considera un engaño ha eliminado los límites a la producción de combustibles fósiles. El presidente brasileño ha abierto el Amazonas y lo ha visto arder. En Europa, los partidos que niegan la crisis medioambiental e insisten en la máxima combustión han irrumpido en varios Gobiernos, de Suecia a España. Al borde del colapso, han surgido las fuerzas que más agresivamente promueven el business as usual, siempre en defensa del privilegio blanco, contra supuestas amenazas de otros no blancos. Pero ¿de dónde vienen estas fuerzas? El primer estudio sobre la extrema derecha ante la crisis climática, Piel blanca, combustible negro, presenta un elocuente rastreo de una nueva constelación política, y revela sus profundas raíces históricas. Las tecnologías que utilizan combustibles fósiles nacieron impregnadas de racismo. Nadie las amó con más pasión que los fascistas clásicos. Ahora han surgido fuerzas de derechas, algunas de las cuales afirman tener la solución: cerrar las fronteras para salvar a la nación mientras el clima se desmorona. Épico y fascinante, Piel blanca, combustible negro traza un futuro de frentes políticos que no podrá dejar de caldearse.
Lo más normal del mundo es que tomar decisiones te traiga de cabeza. Pero seamos sinceros, pocas veces (o esperamos que ninguna) tendrás que decidir entre renegar de tus ideas o ser condenado al suicidio. Sócrates no solo lo hizo con una integridad inquebrantable, sino que también nos legó el método socrático, un modelo basado en la reflexión y el diálogo con los demás y con nosotros mismos, que sigue siendo crucial para enfrentar las crisis de la vida moderna.
Con un relato y una destreza fascinantes, Donald Robertson retoma las principales enseñanzas del filósofo ateniense y las entrelaza con las técnicas psicológicas más avanzadas para mostrar cómo sus ideas filosóficas pueden guiarnos y beneficiarnos hasta el día de hoy.
Pildoritas para el alma es una vida narrada en forma de testimonio y en ese
sentido es una invitación a experimentar la gracia y el poder de Dios en cada
instante de nuestra vida. Es una degustación de lo que podemos llegar a
saborear cuando somos capaces de poner nuestra confianza en el Creador y
decidirnos por una vida pegada a Cristo, en donde estemos conectados
minuto a minuto, segundo a segundo, dependiendo en cada paso del poder
de su gracia y su cuidado.
Pildoritas para el alma, es un conjunto de reflexiones que nos hablan de
momentos de sublime experiencia con el Padre Celestial y está dirigido al
alma angustiada, como también para los corazones desvalidos y para aquellos
que atraviesan por etapas de falta de fe. Es un bálsamo que trae aliento al
alma, es una voz que nos dice: sí, Dios todavía hace milagros, aún en medio
del desierto y la aridez espiritual de estos tiempos.
Es una catarsis fruto de pasar tiempo en Su presencia. Es el testimonio
oportuno para una generación en crisis, que a su vez lleva un curso en el que
la prisa, lo banal y mediático se encargan de generar confusión y destruir, lo
cual se convierte en evidencia de que dicha generación necesita con suma
urgencia volver sus ojos a Dios, el dador de la vida, nuestra única esperanza,
y en tal sentido reconocer que Él es el único que puede calmar nuestros miedos
y ansiedades y darnos paz, no como el mundo la da, sino la paz verdadera
que es la que realmente nos traerá seguridad y pleno sosiego frente al caos y
la desesperanza.
Giorgio Agamben lee la famosa novela de Collodi, evitando las habituales interpretaciones esotéricas en favor de una «iluminación profana» donde el cuerpo y la imaginación se compenetran. Después de «La locura de Hölderlin», Agamben realiza una lectura del libro más leído y traducido de la literatura italiana «Pinocho». Y lo hace reformulando radicalmente las interpretaciones esotéricas de las aventuras del títere, de la muerte al renacimiento, de la metamorfosis del burro a ser tragado por el vientre de la ballena. El libro resultante no es un cuento de hadas, no es una novela, no es atribuible a ningún género literario, al igual que su protagonista, que no es ni un animal ni un niño, ni siquiera es un «quién», sino solo un «cómo»:es, en el sentido más estricto de la palabra, una salida o un escape, tanto de lo humano como de lo inane -por eso no hace más que correr-, y cuando al final se detiene está perdido.