para conseguir fines que ella no ha dictado, provenientes de instancias de otra naturaleza? ¿O bien puede proponer por su parte a la voluntad del hombre, enteramente franca de ajenos intereses, objetivos de índole originalmente racional?.
Para responder, Kant escribió esta 'Crítica de la razón práctica' a finales del siglo XVIII, donde examina el uso práctico de la razón humana.
Junto al uso servil, empírico y meramente instrumental de la razón práctica, Kant descubre, de forma analítica, el uso puro e incondicionado, al que considera como el propiamente moral. Del primero proceden las recomendaciones que pretenden hacer al hombre feliz; del segundo, las exigencias que podrían hacer al hombre bueno. Uno y otro vienen a converger en el viejo ideal del bien supremo, cuya presunta imposibilidad discute Kant en la parte dialéctica de la obra.
El hecho de que todas las teorías morales contemporáneas continúen dialogando aún hoy con las premisas y planteamientos formulados por Immanuel Kant (1724-1804) permite hablar, en la historia de la ética, de un antes y un después del filósofo de Kónigsberg, cesura que viene marcada por el carácter de punto de inflexión que, para la filosofía moral, representa su formalismo ético. En este sentido, cabe calificar la Crítica de la razón práctica (1788) -uno de los textos kantianos capitales- como una verdadera "biblia" por lo que atañe al pensamiento moral de la modernidad. La presente edición, a cargo de Roberto R. Aramayo, une al depurado rigor de la traducción y las notas unos útiles índices que contribuyen al manejo y estudio de la obra, así como una cronología que la sitúa en su adecuado contexto.
Immanuel Kant, uno de los pensadores más destacados de toda la filosofía moderna, se preguntó a finales del siglo XVIII cómo hacer de la Metafísica una ciencia comparable a las Matemáticas o la Física y cuáles eran los límites del razonamiento humano. Lo hizo en su extraordinaria Crítica de la razón pura, un libro extenso y complejo que condensamos en la presente edición, cuidadosamente abreviada y que constituye todo un compendio de sabiduría y un desafío al intelecto. Como diría el propio filósofo: Sapere aude! («¡Atrévete a saber!»).
Si hay un filósofo que representa lo que ha sido la ilustración, éste es sin duda Kant y, concretamente, su obra más universal, la Crítica de la razón pura. Con este libro emprende una crítica tan sistemática como demoledora a la metafísica o, para mayor exactitud, a los argumentos con que se sostiene la merafísica tradicional. En realidad, la Crítica de la razón pura se presenta como preparación de un riguroso sistema filosófico que Kant no llegó a elaborar. En esta edición, cuidadosamente revisada, se han introducido notables modificaciones respecto de las anteriores, buscando una mayor precisión en el vocabulario, ampliando el índice analitico e incluyendo introducción, cronología y bibliografía nuevas.
La Crítica de la razón pura apareció en mayo de 1781, tras un periodo de maduración de doce años, con una segunda edición revisada y corregida por el autor en 1787. Representa la investigación que Kant somete a la razón humana.
Con esta obra, Kant desató una verdadera revolución. El libro dio origen a la filosofía trascendental y provocó un gran impacto en sus contemporáneos. Kant analiza las bases de nuestra capacidad de pensar y llega a la conclusión de que es limitada. Explica que la razón humana no puede responder preguntas como las de la existencia de Dios, o del alma, o el origen del mundo. Algunos años después de su fallecimiento, en 1827, la Iglesia católica incluyó su Crítica de la razón pura en el Índice de Libros Prohibidos, cuya lectura suponía la excomunión.
IMMANUEL KANT nació en 1724 en Kónigsberg, en la antigua Prusia (hoy Kaliningrado, Rusia). Kant recibió una educación estricta y dogmática que favorecía la enseñanza del Latín y la Religión. En 1749 publicó su primera obra filosófica, en alemán, ya no en latín como era la costumbre obligada por entonces. A la edad de cuarenta y seis años, Kant era un erudito conocido y un filósofo cada vez más influyente. Murió la noche del domingo 12 de febrero de 1804 en su ciudad. Su entierro fue un acontecimiento al que asistieron muchísimas personas de todas las clases sociales.
La Crítica del discernimiento, o de ia facultad de juzgar (1190), de Immanuel Kant (1724-1804), fue aclamada por Goethe como la más influyente de las obras kantianas, por tratar al mismo tiempo del arte y de la naturaleza, mientras que Hannah Arendt haría, por su parte, una lectura política de sus páginas. En su tercera Crítica Kant culmina el itinerario de su reflexión filosófica, abordando problemas relacionados con la estética y con la teleología. Aquí se trata sobre Ip bello y lo sublime, sobre lo sublime como símbolo de la moralidad y sobre las ficciones heurísticas que pueden orientar nuestro conocimiento de la naturaleza, entre muchos otros temas que son analizados en sus respectivos estudios introductorios por los autores de esta nueva edición castellana, responsables igualmente del aparato crítico y del útil índice conceptual que acompaña a la obra.