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CELESTE. BIEN SUR MONSIEUR PROUST

Marcel Proust no habría llegado tan lejos en la escritura de su obra maestra sin la ayuda de una persona en la sombra: Céleste Albaret. Ella lo atendió con mimo y devoción durante nueve años hasta el mismo día de su muerte. Ingenua, pero a la vez inteligente y refinada, y dotada de una infinita paciencia e intuición, Céleste hizo las veces de secretaria, mensajera, sirvienta, madre y fuente de inspiración. Pronto Marcel y Céleste se hicieron indispensables el uno para el otro: una relación que no estuvo exenta de asperezas y que derivó en una amistad profunda y muy fructífera. Chloé Cruchaudet traza el retrato íntimo y apasionado de una mujer única y capta de manera inigualable la magnética atmósfera de un tiempo perdido.
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CEDER NO ES CONSENTIR

«Ceder no es consentir». Esto pareciera evidente. Sin embargo, es necesario delinear la frontera entre «ceder» y «consentir», pues en ocasiones puede darse una peligrosa proximidad entre ambos. «Ceder no es consentir». Esto pareciera evidente. Sin embargo, es necesario delinear la frontera entre «ceder» y «consentir», pues en ocasiones puede darse una peligrosa proximidad entre ambos. El consentimiento, de hecho, siempre implica un riesgo: nunca puedo saber de antemano a dónde me conducirá. ¿Podría ser entonces que el consentimiento dejara la vía libre a la coerción? La experiencia de la pasión, la angustia en la relación con el otro y la obediencia al superyó desdibujan la frontera entre el consentimiento y la coerción dentro del propio sujeto.
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CAZA AL HOMBRE (P.ESCOBAR) (OF2)

Cómo atrapamos a Pablo Escobar En las décadas que pasaron en la DEA, Javier Peña y Steve Murphy se dedicaron a la caza y captura de narcotraficantes, pero sin duda su mayor desafío fue Pablo Escobar, el cerebro del cartel de Medellín y responsable del tráfico de toneladas de cocaína a Estados Unidos y a Europa en las décadas de 1980 y 1990, así como de miles de asesinatos de competidores, policías y civiles para asegurarse el trono en el mundo de la droga. Entre julio de 1992 y diciembre de 1993 Steve y Javier, tras un riguroso entrenamiento físico y unas misiones tempranas en Miami y Austin, se instalaron en Medellín, donde vivieron y trabajaron con las autoridades colombianas con el objetivo común de capturar a un hombre que hasta entonces muchos consideraban intocable; un héroe para las comunidades más pobres, para las que mandó construir viviendas y centros deportivos. Su experiencia en primera persona, las historias de los archivos desclasificados de la DEA, los desafíos a los que se enfrentaron y las estrategias innovadoras que emplearon para terminar con el reino del terror componen un relato épico de cómo dos agentes estadounidenses arriesgaron sus vidas en territorio de sicarios para destruir el imperio de Escobar y atrapar al narcotraficante más buscado del mundo.
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