Una celebración de los lugares de encuentro en la literatura, y de la literatura como lugar de encuentro.
«Desde que el mundo es mundo la autoridad ha tratado de controlar el espacio donde nos reunimos y encontramos. Momentos de vernos, hablar, tejer complicidades y pensar en qué podemos llegar a ser y hacer juntos. Si toda reunión tiene algo de rebeldía esta antología de textos propone un paseo por las insurrecciones silenciosas, aparentemente aisladas, de la lectura.» Del prólogo de Gonzalo Torné
Las grandes tecnológicas nos han vendido la ilusión de que la inteligencia artificial es una herramienta que traerá riqueza y prosperidad a la humanidad. Pero escondida debajo de esta optimista superficie se encuentra la sombría realidad: una fuerza laboral precaria formada por millones de personas que trabajan en condiciones espantosas.
Alimentar la máquina es una investigación urgente y fascinante sobre la intrincada red de organizaciones que mantiene este sistema en marcha. Basado en cientos de entrevistas y miles de horas de trabajo de campo, este libro muestra las vidas de los trabajadores y los sistemas de poder que determinan su futuro. Nos enseña, también, cómo la IA es una máquina de extracción que procesa conjuntos de datos cada vez más grandes y se alimenta del trabajo de la humanidad para impulsar sus algoritmos, y detalla lo que debemos hacer para luchar por un futuro digital más justo.
¿Le conocen por las maletas que se echa a cuestas?
Es probable que lo hiciera esta mañana. En algún punto entre su primer paso y el último para cruzar el umbral, usted tomó equipaje. Fue hasta el dispensador de maletas y cargó unos cuantos bolsos. Pero este dispensador no es la cinta transportadora del aeropuerto. Es la de la mente. Y las valijas que tomamos no son de cuero, sino de cargas: Las maletas de la culpa, del descontento, de la ansiedad y de las tristezas. Añádase un maletín de perfeccionismo, el saco de la soledad y la bolsa de lona del temor. No es raro que estemos tan cansados al final del día. ¿Hacia dónde podemos volvernos en busca de ayuda? ¿Qué le parece si consultamos aun viejo amigo, el Salmo Veintitrés?
Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte.
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Aderezas mesa delante de míen presencia de mis
angustiadores;
Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová moraré por largos días.
Con estos versos como guía, Max Lucado nos conduce a lo largo de un útil inventario de nuestras cargas. Nuestro deseo es que Dios use este salmo para recordarle que deje las cargas que nunca debió llevar. Max, Denalyn y sus tres hijas viven en San Antonio, Texas, donde pastorea
la iglesia Oak Hills.