Éste es un libro profundo y a la vez sencillo, que debe leerse con detenimiento y oración. En una época en que los cimientos de la autoridad corren peligro de desmoronarse en la iglesia, en el hogar, en la sociedad y en otros aspectos de la vida en general, el autor nos ofrece consejos y enseñanzas que podrán ser norte y guía en nuestra vida. "Que vuestra autoridad no exceda vuestro ministerio", nos aconseja Watchman Nee en una de sus páginas.
Autómatas espermáticos es una delirante narración que transcurre esencialmente en la mente de Osmodiar, personaje cuyo hastío y desasosiego existencial nos conducen a una lúcida metafísica del "estar-hasta-los-güevos" de la cotidiana, implacable y en ocasiones divertida batalla de la existencia. Su ontología del asco diario lo lleva a desentrañar de manera punzante aquello que nunca ha soportado, pero sin lo cual le sería imposible saber dónde terminan él y su conciencia y dónde empieza 'lo otro': el mundo mismo y los seres que lo pueblan. Pero se trata aquí de una extensa concepción del mundo que se permite incluir la velada pero firme presencia de potencias que se inscriben en el orden de lo divino y lo sagrado, y que inciden de manera definitiva en los asuntos humanos, sin importar el que los hombres quieran (puedan) reconocerlas o no.
En un mundo como el nuestro cada vez más centrado en el hacer, este libro lleva nuestra atención al ser. Como educadores y padres estamos llamados a acompañar a los más pequeños en la formación de su propia identidad y en el desarrollo de una sana autoestima. Este libro ofrece pautas sencillas y claras, así como cuestiones sobre las que podemos reflexionar, ligadas a nuestra práctica cotidiana, que nos permitirán desarrollar nuestro tacto pedagógico, es decir, nuestra capacidad de educar desde el cariño y el sentido común.