Un proyecto social nuevo para un nuevo tiempo político
En las dos últimas décadas ha resurgido el conflicto en la política. Fenómenos como la crisis de 2008, la pandemia, el cambio climático o la nueva guerra fría han desmontado la ingenua creencia en el triunfo definitivo de la democracia liberal y la economía de mercado. Todas las promesas optimistas que construían la utopía del nuevo milenio se han venido abajo, hasta el punto de que los jóvenes ya asumen que vivirán peor que sus padres.
En este marco de desengaño e indignación ciudadana, el economista y expolítico Jordi Sevilla ha reunido una serie de propuestas de reforma para un tiempo en el que predomina el miedo al futuro y la nostalgia de un pasado inexistente, y en el que la desregulación económica desatada ha dado paso al retorno del Estado.
Este libro rastrea el origen del populismo y las políticas identitarias que corroen el presente a través de las brechas sociales que no ha sabido restañar la democracia liberal. Sevilla propone refundar el contrato social y avanzar hacia una nueva concepción de la democracia, la radical o reforzada. Sólo una alternativa política que subsane los errores cometidos y esté preparada para abordar los nuevos desafíos podrá revertir la polarización y la fragmentación social.
Manifiesto por una democracia radical plantea una mejora de la calidad democrática que deje atrás los conceptos de izquierda y de derecha del siglo pasado. Pero también aboga por recuperar y aunar lo mejor de las dos grandes ideologías que han construido Occidente, hoy arrinconadas: el liberalismo y la socialdemocracia.
La bombilla, durante mucho tiempo símbolo del progreso, debe apagarse. Es necesario abrazar la oscuridad para asegurar un futuro brillante. ¿Cuánta luz es demasiada? La flora y la fauna del mundo han evolucionado para operar en el ciclo natural del día y la noche. Sin embargo, la iluminación permanente ha hecho que la contaminación lumínica sea un grave problema. Desde el espacio, nuestro planeta brilla intensamente 24 horas al día, los 7 días de la semana. Al extender nuestras horas de luz, hemos expulsado a los habitantes de la noche e interrumpido los ritmos circadianos necesarios para el sustento de todos los seres vivos. Las farolas y los letreros de neón de nuestras ciudades están alterando ecosistemas enteros. Johan Eklöf nos anima a apreciar la oscuridad natural y sus beneficios únicos con un apasionante relato sobre el efecto dominó del daño que infligimos al mantener las luces encendidas: insectos que no logran reproducirse, aves cegadas y desconcertadas, murciélagos hambrientos mientras esperan en vano a insectos que solo salen en la oscuridad... Y nosotros, los humanos, podemos encontrar que nuestras hormonas, peso y salud mental se ven afectados.
En 2001, cuando Jacqueline Novogratz fundó Acumen, una comunidad global dedicada a cambiar la forma en que se aborda la pobreza en el mundo, casi nadie había oído hablar de la inversión de impacto. Veinte años después, la manera en que los consejos de administración de las empresas y otros actores económicos evalúan los negocios ha cambiado radicalmente. La inversión de impacto ?la práctica de Acumen de «hacer bien haciendo el bien»?no sólo es moralmente defendible, sino que ahora también es económicamente conveniente, incluso necesaria.
Aun así, no es fácil lograr un éxito que proporcione beneficios y en el que las relaciones con los trabajadores y sus comunidades sean mutuamente favorables. ¿Qué pueden hacer, entonces, los líderes actuales, que muchas veces arrancan sus empresas con grandes esperanzas y pocos planes, y se abren camino entre los desafíos de la pobreza y la guerra, los egos y la impaciencia?
En 1939, como todos los ciudadanos alemanes residentes en París, Walter Benjamin fue internado en un campo de «trabajadores voluntarios» en Nevers. Liberado después de dos meses y medio gracias a la intervención de varios amigos, regresó a París hasta que llegaron las tropas de la Wehrmacht. Entonces huyó y comenzó a vagar por el sur, primero Lourdes, luego Marsella, desde donde intentó en vano embarcarse hacia Estados Unidos. Su viaje continuó por los Pirineos, hasta el puesto fronterizo español en Portbou, donde, amenazado con ser entregado a la Gestapo, se suicidó.
Esta historia se entrelaza con una evocación del poeta estadounidense Ezra Pound, exiliado en Rapallo, en la Italia fascista, cuyas opiniones comparte ciegamente. En Roma, el poeta se encuentra con Mussolini para ponerse a su servicio, pero éste rechaza la propuesta, convencido de tratar con un espíritu perturbado. Detenido en 1944 por los estadounidenses y condenado por traición, fue encerrado en Pisa en una jaula al aire libre, antes de ser internado durante trece años en su país.
París, 1926. Walter Benjamin se enamora de la ciudad, pero ella no le corresponde... Incomprendido y desconocido, en ocasiones se siente profundamente solo. Lo que no le impide empezar a trabajar en la que será la obra de su vida, El libro de los Pasajes. Ese mismo año, André Breton conoce a Nadja, que se convierte en su heroína y lo guía a través de una ciudad de azar y maravilla. Por su parte, cada noche, Ludwig Hohl camina por París, descubriéndola barrio por barrio. Su mirada de extranjero se cruza con la de Léon-Paul Fargue, auténtico parisino, nostálgico y brillante. Y entre ellos aparece también el gran paseante Franz Hessel. París se entrega, se enamora, pero igualmente se aleja, pues el mundo que viene no está preparado para crear un mundo, nos dice Frédéric Pajak. Entre la ironía y la melancolía, este segundo volumen del Manifiesto incierto evoca las sombras de la ciudad, el tiempo previo a la Segunda Guerra Mundial y también la actualidad, el asesinato y la destrucción de París, ese París que ya no existe y ese París que, sin embargo, reclama sangre y cuenta muertos en cada calle en honor a la poesía y a la historia. Una obra épica iluminada por ciento cincuenta deslumbrantes dibujos.
Han transcurrido cien años desde la publicación del Manifiesto del surrealismo por André Breton; una centuria, pues, del nacimiento de un vigoroso proyecto –a caballo entre lo poético y lo vital– que cuestionó la condición humana en su totalidad política y cultural, individual y colectiva. La propuesta surrealista, más que un pensamiento o un arte revolucionarios, entrañaba una práctica vital que permitía ver que las cosas «realmente» podían ser diferentes, otras.
Loreto Casado ofrece aquí una nueva traducción que actualiza la lectura del Manifiesto del surrealismo y propicia un exhaustivo y profundo comentario sobre su calado histórico y artístico. Propone, además, un recorrido desde la fundación del grupo hasta su disolución, dando voz a quienes vivieron más de cerca la disrupción surrealista, cuyo sentido heroico y revolucionario perdura aún, como aliento inspirador, un siglo después.
Si bien el Manifiesto comunista fue concebido, al igual que otras obras capitales de la reflexión política, como un panfleto, el paso del tiempo, que ha decantado la intensidad épica de su prosa, y su indiscutible relevancia en el devenir de la historia del mundo moderno, han conferido la categoría de clásico del pensamiento al opúsculo que publicaran en 1848 Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895). La presente edición del texto está precedida por una introducción a Marx y a la historia del marxismo, cuenta con notas destinadas a clarificar los pasajes oscuros y se completa con un sencillo e indispensable glosario. Edición a cargo de Pedro Ribas
Hace mucho tiempo surgió una especie que decidió separarse de los otros diez millones de especies que habitaban la Tierra: aunque todas eran necesariamente sus parientes, optó por llamarlas «la naturaleza», y así empezó a verlas como cosas, meros recursos a su disposición. Este relato es nuestra herencia, y su inimaginable violencia ha dado lugar a la actual y devastadora crisis ecológica. El presente libro pretende dar un golpe de timón frente a esta situación: armar (en el doble sentido de la palabra) una filosofía de los seres vivos que sea tanto una política como una praxis. Para ello Morizot se aleja de toda creación convencional de pensamiento, pues su filosofía surge de la práctica sobre el terreno y de la experiencia del rastreo. Morizot no es un naturalista al uso. Ni siquiera un biólogo. Es un filósofo que reflexiona sobre lo vivo como ningún otro que hayas leído, un perseguidor que puede pasar largas jornadas rastreando a una manada de lobos o noches enteras esperando a que un oso aparezca en la pantalla de una cámara térmica. Entre el thriller etológico y la filosofía salvaje, con las botas perdidas de barro, oliendo a sudor y a bosque, Morizot trata de ofrecer respuesta a las preguntas que hoy de verdad nos importan: ¿cómo reconectar con los seres vivos mediante una ecosofía sencilla, resiliente y alegre? ¿Cómo oponer al tecnocapitalismo una reactivación de nuestras propias fuerzas vitales anestesiadas? ¿Cómo sustituir la pulsión de control y domesticación por un ethos del encuentro y la acogida? ¿Cómo comportarse de un modo adecuado con todo aquello que vive y, sin embargo, difiere de nosotros? ¿Cómo construir colectivamente un planteamiento político que aúne la imprescindible convivencia con los otros seres vivos y la lucha sin cuartel contra aquellos que destruyen el tejido de la vida?