Llamamos melancólico a quien no puede hacer más que entregarse sin reservas a ese sentimiento de deambular en la oscuridad y desear la luz, y a su estado lo denominamos melancolía. La melancolía es recuerdo. Si hubo tormenta, habrá otra. Si hay marea baja, volverá a subir la marea. El hombre melancólico no se fija en lo que hay en un preciso momento, sino que espera la llegada de aquello que en ese momento no es. Se aferra mentalmente a lo previsible, aunque es posible que el recuerdo de lo imprevisible haya hecho ya mella en su confianza en la razón; teme lo que no está y por eso se angustia ante la llegada de aquello que espera.
El economista bestseller Nouriel Roubini fue apodado «Doctor Fatalidad» por sus agoreras previsiones y advertencias en 2006 sobre la crisis financiera que se avecinaba, hasta que sus predicciones y la Gran Recesión se hicieron realidad en 2008, cuando ya era demasiado tarde.
Sus predicciones están de vuelta con un pronóstico mucho más aterrador. Roubini identifica diez riesgos y peligros sin precedentes que se ciernen sobre nuestro planeta, interconectados y superpuestos, y tan graves que pueden considerarse «megamenazas».
La peor crisis de deuda que el mundo haya visto jamás, tensiones geopolíticas que llevarán a una nueva Guerra Fría entre China y los Estados Unidos, la expansión de la ola populista, la emergencia climática, la normalización de las pandemias globales, el colapso demográfico, la desglobalización económica, la revolución tecnológica y su impacto en el empleo, el aumento de las desigualdades o el agravamiento de la inflación son algunas de sus manifestaciones.
Nuestra generación va a asistir al fin de la era de crecimiento económico, prosperidad sostenida, alta productividad, estabilidad y paz a la que nos habíamos acostumbrado. Nos encaminamos hacia una época de inestabilidad crónica, conflicto y caos.
A menos que entremos en razón y actuemos ya, nos asomaremos al precipicio de una «Gran Estanflación» que hará que la Gran Depresión o la crisis de la década de 1970, a su lado, parezcan un juego de niños. Una vez más, estamos avisados.
Esta obra reúne, por primera vez, Cinco meditaciones sobre la belleza y Cinco meditaciones sobre la muerte, es decir, sobre la vida, dos libros canónicos en el pensamiento del autor francés. El primer volumen constituye un breve pero intenso diálogo entre la estética occidental, fundamentalmente la renacentista, y la estética oriental, en especial la china, que nos adentra en el misterio de la belleza como luz y como espíritu. Es la belleza lo que, en estos tiempos de miserias, de violencia y de catástrofes naturales, se sitúa como oposición al mal, en el otro extremo de una realidad a la que debemos hacer frente. Por su parte, en el segundo volumen el autor indaga en la dualidad que integran la muerte y la vida para mostrarnos un «doble reino de la vida y de la muerte»; en él, la primera, elevada a su más alta dimensión, supera y engloba a la segunda. Así, François Cheng no pretende en esta obra darnos un «mensaje» sobre la vida después de la muerte ni elaborar un discurso dogmático, sino ofrecer su testimonio de una visión de la «vida abierta».