A muchos nos aterra el nuevo auge del fascismo. Solo en Europa, la extrema derecha integra 5 gobiernos y tiene representación parlamentaria destacada en 27 países. Pero esto es apenas la punta del iceberg de un proceso bastante más complejo: el auge del Estado policial global como respuesta a la profunda crisis del sistema capitalista actual.
A medida que el neoliberalismo dispara las desigualdades hasta límites insospechados (los 26 millonarios más importantes del mundo poseen hoy más de la mitad de la riqueza mundial, mientras 2.000 millones de personas viven en situación de pobreza), los individuos se vuelven 'desechables'. Una población excedente que supone una amenaza de rebelión para la clase capitalista.
Un proyecto social nuevo para un nuevo tiempo político
En las dos últimas décadas ha resurgido el conflicto en la política. Fenómenos como la crisis de 2008, la pandemia, el cambio climático o la nueva guerra fría han desmontado la ingenua creencia en el triunfo definitivo de la democracia liberal y la economía de mercado. Todas las promesas optimistas que construían la utopía del nuevo milenio se han venido abajo, hasta el punto de que los jóvenes ya asumen que vivirán peor que sus padres.
En este marco de desengaño e indignación ciudadana, el economista y expolítico Jordi Sevilla ha reunido una serie de propuestas de reforma para un tiempo en el que predomina el miedo al futuro y la nostalgia de un pasado inexistente, y en el que la desregulación económica desatada ha dado paso al retorno del Estado.
Este libro rastrea el origen del populismo y las políticas identitarias que corroen el presente a través de las brechas sociales que no ha sabido restañar la democracia liberal. Sevilla propone refundar el contrato social y avanzar hacia una nueva concepción de la democracia, la radical o reforzada. Sólo una alternativa política que subsane los errores cometidos y esté preparada para abordar los nuevos desafíos podrá revertir la polarización y la fragmentación social.
Manifiesto por una democracia radical plantea una mejora de la calidad democrática que deje atrás los conceptos de izquierda y de derecha del siglo pasado. Pero también aboga por recuperar y aunar lo mejor de las dos grandes ideologías que han construido Occidente, hoy arrinconadas: el liberalismo y la socialdemocracia.