Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Jan Zwartendijk, cónsul holandés en Kaunas, Lituania, encontró una forma de salvar la vida de miles de refugiados judíos que habían huido de Polonia: les tramitó visados para viajar a la colonia holandesa de Curazao. De esta manera, miles de personas se embarcaron en el Transiberiano Exprés, atravesaron la Unión Soviética hasta llegar a Vladivostok y, desde allí, continuaron su viaje hacia Japón y posteriormente a China, antes de extenderse por todo el mundo. El 95 % de aquellos refugiados consiguieron sobrevivir a la guerra.
La hazaña de Jan Zwartendijk es tan edificante y heroica como desconocida. Ahora, el renombrado autor Jan Brokken la rescata del olvido y sigue el destino de muchos de los judíos que lograron escapar, en una epopeya inolvidable que ofrece una imagen impactante de una época desesperada.
Este libro describe la lucha por la libertad de palabra desde el siglo XVI hasta principios del siglo XXI. Todavía hoy, aunque nos parezca una libertad conquistada, está sometida a nuevos retos. Los últimos están en la calle y en el ciberespacío, a cuyos problemas se refieren los últimos capítulos.
Las primeras batallas se dirigieron contra la intolerancia, que acosó al pensamiento religioso y científico. y contra las licencias de impresión y la censura. El estudio sigue la evolución de las ideas y la práctica de la libertad de palabra a través de impresos de cualquier tipo en Norteamérica y en Europa para explicar las diferencias de regímenes en ambos lados del Atlántico. Los primeros reconocimientos constitucionales de este derecho están en la Primera Enmienda de la Constitución norteamericana, aprobada en 1791, y en la Declaración de Derechos francesa de 1789. Pero la realidad política y judicial se mantuvo al margcn de estas grandes declaraciones.
Partiendo de concepciones parcialmente diferentes, los itinerarios amcricano y europeo de la libertad han confluido, para basarse en ideas parangonables, en la segunda mitad del siglo xx.
Cuando esto ocurrió empezaron a plantearse nuevos retos, por el uso directo de la libertad de palabra en la calle (los discursos del odio, xenófobos, antisemitas, los conflictos por el uso de hábitos y símbolos religiosos... ), y por la enorme revolución que está suponiendo, en todos los órdenes, el tráfico de información y la libertad de expresión en Internet.
El libro contiene una desbordante información sobre los problemas que estudia, y cuenta con apasionamiento los fundamentos y la historia de una libertad esencial para la conservación de los derechos y valores democráticos.
En Los intrusos, Carlos Manuel Álvarez se sumerge en la reciente protesta organizada en La Habana por el Movimiento San Isidro, que reunió a más de doscientos artistas, intelectuales y activistas cubanos. En noviembre de 2020, el régimen de la isla encarceló al rapero Denis Solís, lo que generó un acuartelamiento pacífico, respuesta cívica inédita que parece haber cambiado de modo irreversible el mapa político sentimental del país.
Mezcla de reportaje, testimonio, perfil y memoria, el libro retrata las vidas de los participantes en este evento y también la experiencia íntima del autor con la Stasi cubana como parte de la vorágine social compartida por aquel grupo disidente. A la vez, explora algunas categorías muy pertinentes en la isla: revolución, dictadura, lenguaje y totalitarismo.
El castrismo se entiende aquí no solo como una expresión de poder autoritario, sino también como un hábito, una cultura, una doctrina que configura emocional e intelectualmente. «Quiero creer que el libro propone una estética de la militancia en el riesgo», ha dicho el autor, al tiempo que plantea una reflexión sobre el rol del periodismo, la escritura y el arte.