En el presente volumen, Judith N. Shklar nos ofrece un examen detallado de las diferentes tradiciones liberales y del papel de los derechos en la cultura política. El lector encontrará aquí un claro ejemplo de lo que la teoría política puede lograr cuando no se limita a operar en el terreno del análisis filosófico abstracto, sino que presta mucha atención a «la historia y las presentes realidades de nuestras instituciones». Se trata de una excelente ilustración del liberalismo por el que aboga la autora, un «liberalismo de los oprimidos», que busca poner coto a los poderosos, reducir todas las formas de desigualdad social y garantizar así las condiciones de la libertad para todos.
Hay en la experiencia de leer una felicidad y libertad que resultan adictivas. La lectura libera. Se extiende a leer la vida, a leer quiénes somos y en dónde estamos. Anima las conversaciones de lector a lector. Se contagia por los lectores en acción: padres, maestros, amigos, escritores, traductores, críticos, editores, tipógrafos, libreros, bibliotecarios y otros promotores del vicio de leer.
Recuperamos Los cuatro libros, el canon, el texto fundamental en el que se basa lo que conocemos como filosofía confuciana.
Estos cuatro libros, que Confucio no redactó personalmente, son el canon de su escuela, también conocida como «de los Letrados». Frente al individualismo anarquizante del taoísmo, el confucianismo representa la dimensión social del hombre, cuya moralidad viene definida por el deber, la posición y la función, ya sea en la familia o en el Estado. Textos que demuestran que la historia y la cultura chinas son tan incomprensibles sin las doctrinas de Confucio como las europeas sin la filosofía griega y el cristianismo.