En todo el mundo, las democracias se enfrentan a un enemigo nuevo e implacable que no tiene ejercito ni armada; no procede de ningún país que podamos señalar en un mapa, porque no viene de ahí fuera, sino de aquí dentro. En lugar de desafiar a las sociedades libres con la destrucción desde el exterior, amenaza con corroerlas desde el interior. Un peligro como este es esquivo, difícil de identificar, de distinguir, de describir. Todos lo notamos, pero nos cuesta darle nombre. Se derraman ríos de tinta para definir sus elementos y características, pero se nos sigue escapando. Nuestro deber, por tanto, es nombrarlo para así comprenderlo, combatirlo y derrotarlo.
¿Que es este nuevo enemigo que atenta contra nuestra libertad, nuestra prosperidad y hasta nuestra supervivencia como sociedades democráticas? La respuesta es el poder, en una forma nueva y maligna. En todas las epocas ha habido una o más formas de maldad política; la que estamos viviendo hoy es una variante vengativa que imita la democracia al tiempo que la socava y desprecia cualquier limitación. Parece que el poder haya estudiado todos los controles concebidos por las sociedades libre.
Desde que las últimas tropas estadounidenses abandonaron Vietnam no nos habíamos enfrentado a un vacío tan repentino en nuestra política exterior, no solo de autoridad, sino también de explicaciones sobre lo que ha ocurrido y lo que nos depara el futuro. Pocos analistas están mejor preparados para abordar este momento que Noam Chomsky y Vijay Prashad, intelectuales y críticos cuyo trabajo abarca generaciones y continentes. Calificado como «la voz más leída del planeta en materia de política exterior» por el New York Times Book Review, Noam Chomsky se une al célebre académico Vijay Prashad —que «ayuda a descubrir los mundos brillantes ocultos bajo la historia oficial y los medios de comunicación dominantes» (Eduardo Galeano)— para llegar a las raíces de esta época de peligro y cambio sin precedentes. Chomsky y Prashad interrogan los puntos de inflexión clave en la espiral descendente de Estados Unidos: desde la desastrosa guerra de Irak hasta la fallida intervención en Libia y el descenso al caos en Afganistán. A medida que los últimos momentos del poder estadounidense en Afganistán se desvanecen, este libro crucial sostiene que no debemos apartar la vista de los restos y que necesitamos, sobre todo, una visión no sentimental del nuevo mundo que debemos construir juntos.
Noam Chomsky es uno de los pensadores más respetados y leídos en el mundo por razones muy evidentes: sus textos señalan los crímenes de los poderosos, revelan los verdaderos motivos que se esconden tras sus acciones y, con mordacidad, denuncian las falacias de sus discursos autojustificativos. En definitiva, cumple con el deber que, de acuerdo al sentido común, cabría esperar de un intelectual. Sin embargo, no todos sus pares muestran ese mismo compromiso moral. A lo largo de su trayectoria política, Chomsky ha abordado de manera directa la cuestión de cuál es la verdadera responsabilidad de los intelectuales en dos ocasiones, dos escritos ya canónicos dentro de su prolífica obra, recogidos junto a un nuevo prefacio del autor en este volumen. A finales de los años sesenta, al calor de la guerra de Vietnam, Chomsky denunciaba las vergonzosas políticas del gobierno estadounidense y el no menos vergonzante papel de ciertos intelectuales al respaldarlas. En 2011, tras el «asesinato planificado» de Osama bin Laden, reflexionaba sobre la pertenencia de los intelectuales a la clase de los privilegiados y su obligación de cuestionar a las autoridades. Más relevante hoy que nunca, este libro nos recuerda que los privilegios «brindan oportunidades, y las oportunidades conllevan responsabilidades». Todos tenemos elección, incluso en tiempos desesperados.