Desde la evolución de la cooperación hace cinco millones de años hasta las recientes crisis de polarización moral, La invención del bien y del mal nos ofrece una nueva historia de la moralidad humana en la que el doctor en Filosofía, Hanno Sauer, nos propone unir la filosofía a los datos empíricos para explicar cómo los procesos de cambio biológico, cultural y social, así como la evolución histórica han contribuido a moldear la gramática moral que nos define como seres humanos.
A pesar de la desconcertante variedad de expresiones culturales que han existido a lo largo de la historia de la humanidad, Sauer sostiene que contamos con un conjunto de valores morales como la libertad, la seguridad, el placer, la justicia y la benevolencia que, a pesar de encontrarse en constante evolución, son congruentes y se han reflejado universalmente en todas las sociedades.
El autor nos guía a través de las transformaciones morales más trascendentes, ofrece una perspectiva genealógica que apunta a las contradicciones y a los potenciales conflictos de nuestras identidades morales y, desde una perspectiva optimista, nos expresa la dualidad de nuestra naturaleza.
¿El cerebro adolescente? Ante esta pregunta es habitual oír frases divertidas o sarcásticas: «¿Y los adolescentes tienen cerebro? ». Por alguna extraña razón está aceptado socialmente burlarse de las personas en esta etapa de la vida, cuando se producen cambios en la estructura y la función cerebral que nos permiten entender los comportamientos que solemos relacionar con la adolescencia, como las conductas arriesgadas, el deseo de vivir nuevas experiencias, la influencia del grupo o la dependencia de las amistades.
Ferran Sáez Mateu traza un recorrido desde la solitaria torre de Montaigne en el siglo XVI hasta la actualidad, marcada por tecnologías que nos fascinan aunque siempre exigen algo a cambio. La intimidad es un lugar de la conciencia, un territorio de libertad; lejos está de ser una forma de recogimiento, o incluso de aislamiento. Por ese motivo, privacidad e intimidad son cosas muy distintas. «Privatus» no alude a lo que somos, sino a lo que tenemos y a cómo lo demarcamos; «intimus», en cambio, refiere a «lo que está más adentro», lo más profundo, es decir, el último límite. El territorio de la intimidad, la penumbra del espíritu, propicia el surgimiento de la Modernidad. Aparece primero en la «pintura del yo» que Montaigne delineó con sus «Ensayos», a la vez que fundaba este género literario, y se consolida filosóficamente casi un siglo más tarde, con el hallazgo del «cogito» cartesiano. Esos dos espacios extremos de intimidad son los que nos hicieron verdaderamente modernos. Ferran Sáez Mateu traza un recorrido desde la solitaria torre de Montaigne en el siglo XVI hasta la actualidad, marcada por tecnologías que nos fascinan aunque siempre exigen algo a cambio. En el camino asistimos a la renuncia dócil a nuestra privacidad, y a su corolario más preocupante: el potencial olvido y la pérdida de la intimidad.