Decir que lo que ocurre en la metrópoli de Occidente -es decir, Estados Unidos de América- acaba llegando en unos años, y en plazos cada vez más cortos, al resto de sus dominios se ha convertido, a fuerza de casos repetidos, en un axioma. El fenómeno de la "cancelación", del que ya se ha empezado a ver tentativas en Europa, es una manifestación que, en sus varias vertientes, ha cobrado vuelo en los últimos años al calor de "guerras culturales" y de la creciente polarización que se dan en EE.UU., y que, degenerando a veces de movimientos legítimos y apoyándose en unas premisas artificiales fundadas en la corrección política, amenaza no sólo con silenciar o eliminar muchos de los elementos que integran la historia de la cultura, sino, lo que es peor, acabar reescribiéndola. De Mark Twain a Philip Roth, de J. D. Salinger a Margaret Atwood, de Dostoyevski a Platón e incluso al mismísimo Homero, Costanza Rizzacasa d'Orsogna reconstruye la génesis y las razones de este terremoto cultural en el contexto histórico y político en el que se ha originado, a la vez que brinda un aviso a navegantes a este lado del Atlántico.
La cuestión judía, como se denominó a las discusiones relacionadas con el estatus civil, legal y nacional de los judíos como minoría, marcó un amplio y profundo debate en la sociedad europea. La izquierda no fue ajena a este debate.En;La cuestión judía, Enzo Traverso explora las causas y las formas del encuentro que tuvieron lugar, desde mediados del siglo XIX hasta el Holocausto, entre la intelectualidad de una minoría cosmopolita y la corriente ideológica más radical de la modernidad occidental. Desde Karl Marx hasta la Escuela de Fráncfort, la «cuestión judía»;un conjunto de problemas relacionados con la emancipación y el antisemitismo, la asimilación cultural y el sionismosuscitó importantes controversias en el seno de la teoría marxista. Enzo Traverso reconstruye minuciosamente este debate intelectual de más de un siglo, señalando tanto sus logros como sus callejones sin salida.Se trata de la segunda edición, completamente reescrita, actualizada y traducida al castellano.
La crítica del arte parece inseparable de los dictados del capitalismo y de la industria cultural. Todos los pretendidos o genuinos críticos de arte, que deberían buscar el debate y el fomento de la reflexión, se ven atados de pies y manos –a veces de manera más que voluntaria– a las exigencias del mercado si quieren mantener, e incluso promocionar, su estatus social y laboral. A la larga, no solo se desprestigia el arte y la propia crítica, sino que resulta imposible el fomento de la producción cultural y la formación o el disfrute del público. En esta coyuntura se presenta el dilema: ¿debería el crítico plegarse a las dinámicas económicas o convertirse en un kamikaze cultural condenado poco a poco al ostracismo?