Se trata de la primera historia completa del Patrimonio de la Corona en sentido jurídico. Abarca desde el Reino visigodo hasta el régimen vigente durante el reinado de Alfonso XII. Por una parte, aporta una visión muy completa de cómo se fueron formando y regulando los bienes del Monarca y como éstos se diferenciaban de los bienes públicos que el propio Monarca utilizaba. En segunda lugar, la obra describe con precisión el régimen jurídico de los bienes de la Corona a partir de la Ley de 1865 que por vez primera los reguló en España, diferenciándolos de otros tipos de patrimonios públicos Probablemente el autor de la obra participó en la preparación de la Ley de 1865 por lo que la exégesis que Cos-Gayón dio de esta norma tiene en cierto modo carácter auténtico. El valor de la obra es doble. Por una parte, histórico, a causa de la documentada evolución que proporciona de los bienes de la Corona y de los Monarcas. Por otra parte, jurídico, dada la cuidadosa construcción dogmática que ayuda a entender la especial naturaleza de esta clase de bienes y. por ello, ayuda a entender la actual naturaleza jurídica del Patrimonio Nacional que tiene como antecedente el Patrimonio de la Corona.
Desde la independencia de España y Portugal, los estados en América Latina han constituido un sistema internacional con características propias. Esta obra, dirigida tanto a estudiantes como a investigadores, así como a los lectores interesados en tener una visión global del tema, propone un acercamiento a ese sistema desde principios del siglo xix hasta el final de la II Guerra Mundial, atendiendo a los efectos que, en la consolidación de los nuevos estados y en su integración en el orden internacional, tuvieron desde los conflictos fronterizos, algunos de gran violencia, a las intervenciones europeas y norteamericanas.
A mediados del siglo XIX en Europa parecía que los principales peligros provocados por condiciones climáticas adversas eran una cuestión del pasado. El aumento de la producción agrícola y la importación de cereales permitieron a las naciones almacenar granos con mayor facilidad e imaginar que no se repetirán las terribles hambrunas provocadas por las sequías, los largos inviernos o las lluvias abundantes.