Escrito literalmente intempestivo, la Ética de Baruj Spinoza (1632/1677) ha ejercido siempre, desde antes incluso de ser entregada a las prensas, una fascinación en verdad obsesiva. Para mal como para bien. Las posiciones que en ella se defienden, extrañas al sentido filosófico común de su tiempo —y todavía del nuestro—, han suscitado a la vez el más violento rechazo y la más rendida admiración. Pero quizás no tanto una comprensión cabal de sus envites. Todo lector de la Ética ha sido, sigue siendo, el lector de una filosofía por venir.
El enfoque que inspira la composición de esta obra se centra en los planteamientos éticos sobre las guerras desarrollados por los pensadores políticos más lúcidos de la historia hasta nuestros días. De ellos se derivan criterios morales tanto para la humanización de los enfrentamientos armados recientes (trágicos e infernales) como para la denuncia pública de la crueldad. El autor -con términos distintos a los clásicos- es partidario de establecer principios desde los cuales regular las motivaciones defensivas o humanitarias que pueden justificar el inicio de una contienda bélica (ethica ad bellum), exigir la protección de inocentes, refugiados, heridos y prisioneros (ethica in bello), además de impulsar pautas para la pacificación social, penalización de criminales y reparación de daños sufridos por las víctimas más frágiles (ethica post bellum). Es constatable que los mínimos parámetros normativos resultan aplastados cuando las primeras bombas empiezan a expandir la epidemia de la violencia durante las hostilidades militares. Sin embargo, también es cierto que los dardos éticos se disparan con mayor agudeza crítica contra la maldad humana. ¿Cuáles son los criterios morales más relevantes (del pasado y actuales) que pueden seguir siendo válidos para enjuiciar los conflictos bélicos que nos circundan hoy y que tanta desolación y muerte provocan?
La Ética a Nicómaco es una de las obras maestras del pensamiento occidental, hito por el que siempre tiene que pasar, y al que siempre tiene que regresar, la reflexión moral y política. Sus indelebles páginas indican, ya en su primer libro, hacia dónde debe apuntar la vida de los hombres, cuál es el fin que les es propio, si es que estos han de acertar y no andar errados, como con tanta facilidad y frecuencia les acaece. Esta edición del texto de Aristóteles, preparada por Atilano Domínguez, contiene un riguroso estudio introductorio. En él se analizan la vida del filósofo, sus escritos y la doctrina moral de la Ética. Como colofón del estudio se aporta una detallada bibliografía, así como dos documentos personales de Aristóteles, poco conocidos hasta la fecha.