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EL RUIDO EN NUESTRO TIEMPO

El rugido de nuestro tiempo es a veces decolonialista y a veces panhispanista, pasa del insulto al lamento y de la santimonia al chasquido de la motosierra. En cualquier caso, se manifieste como se manifieste, hay que prestarle atención porque es una pista para entender las ideas y los valores que están moldeando el presente de nuestras sociedades. Esta labor, la de comprender y analizar el presente, la inicié hace seis años con Salvajes de una nueva época, y continúa con este ensayo. Seguirá en el futuro, ojalá con menos rugidos y menos salvajes, con menos desórdenes y extravagancias de los cuales dar noticia».
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EL REY PATRIOTA. ALFONSO XIII (TB)

Alfonso XIII (Madrid 1886-Roma 1941) fue uno de los personajes más poderosos y controvertidos del siglo XX español. Su reinado cambió el país. Al llegar a la mayoría de edad, en 1902, le presentaron como el salvador de España. Pero tres décadas más tarde, en 1931, tuvo que partir al exilio, barrido por los republicanos y acusado de corrupto. Este libro estudia su figura desde un punto de vista inédito: el de las relaciones entre monarquía e identidad nacional. Como otros monarcas, adoptó el lenguaje del nacionalismo y el gusto por los espectáculos dinásticos. Viajes, fiestas cortesanas y ceremonias masivas salpicaron su imagen pública. Encantador e irreflexivo, interpretó múltiples papeles: soldado valeroso, aristócrata a la moderna, deportista y dandi cosmopolita, diplomático o príncipe humanitario, a nadie dejaba indiferente. Sin embargo, Alfonso XIII nunca aceptó un mero papel simbólico y representativo, sino que quiso ser un rey patriota, activo y comprometido con la vida política de su tiempo. Alentado por la mayoría de las fuerzas políticas y convencido de su personal sintonía con el pueblo, ejerció hasta el límite sus poderes constitucionales. Evolucionó de un españolismo regeneracionista, compatible con los proyectos liberales, a posiciones contrarrevolucionarias que desconfiaban del Parlamento y fundían a España con la fe católica. Así pues, no se erigió en un emblema nacional indiscutido, a salvo de las luchas partidistas, sino que acabó por respaldar una dictadura militar que sólo convencía a una parte de la opinión. Su trayectoria, tan rica como apasionante, nos habla de graves conflictos, sobre la nación y la monarquía, que aún resuenan entre nosotros.
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